Pérgolas y "bérgolas": quién decide y cuál es el criterio de un Gobierno al que nadie interpela
No es un chiste, es una descripción de la torpeza con la que se toman decisiones que afectan la belleza del imponente paisaje de la costanera, Agredida y lastimada por usurpaciones, construcciones clandestinas, suciedad y ahora artefactos que cuestan millones de pesos y describen el desenlace de una gestión de gobierno que esconde demasiados secretos.
En agosto de 2023 fueron cinco estaciones solares que costaron más de 13 millones de pesos. Más tarde, bancos de plástico reciclado que le disputan a los asientos de cemento con durmientes de ferrocarril de madera indestructible. El descuido de los miradores, el desprecio por el cuidado y la limpieza, las usurpaciones y hasta la basura acumulada forman parte de las ruinas en las que se han convertido los espacios más bellos de esta ciudad costera.
Esta semana aparecieron las “bérgolas”, tal el nombre que se hizo viral en el programa Sin Galera donde el asombro que provoca la ya tristemente célebre “Secretaría de Mal Gusto” desborda cada vez que se toman decisiones que desprecian la naturaleza, ofenden la estética natural y arruinan, muchas veces para siempre, los rincones más imponentes de las barrancas.
Las pérgolas de plástico reciclado no parecen ser tan graves como los estropicios que se han permitido sobre la avenida España con construcciones particulares o de instituciones que afectan de manera implacable las cuestiones de ambiente que el Gobierno dice defender cuando llegan estos artefactos con destino a parques y paseos que se paga con dinero de los contribuyentes.
Claramente toda persona de más de 40 años ha tenido la posibilidad de conocer una ciudad más amable con el disfrute. Padres y abuelos, les cuentan a hijos y nietos cómo era la laguna antes del Canal Don Pablo. Es muy difícil entender cómo aquel paisaje tan equilibrado entre el río y el pueblo. Lo que pasó, pasó y las consecuencias se pagaron con dragado de canales, apropiación de la zona de islas, escrituraciones dudosas, derechos posesorios cultivados al calor de la complicidad y concesiones que como las de Mansa Lyfe dejaron migajas a la población y beneficios a los que se hicieron dueños de terrenos costeros que también comprenden Pesca y Casting.
¿A qué vienen estos recuerdos destemplados?. A la falta de respuestas para las preguntas que este medio formula a diario a funcionarios que prefieren eludir respuestas. Está claro que no sienten la obligación de explicar ni rendir cuentas.
En la noche del sábado, Ariel Álvarez, el ahora secretario de Producción, accedió a confirmar que “sí, son las pérgolas que se compraron el año pasado”, pero ni pudo precisar cuántas son y dónde están.
El secretario de Obras Públicas no sabía y el director de Mantenimiento, a cargo de Parques y Jardines, tampoco. Quién es el responsable entonces: Gustavo Solá, el director de Medio Ambiente famoso por la colocación de termotanques solares que facturó con rapidez un monotributista que tiene un local de venta de baterías en Villa igolillo.
Las “bérgolas” llegaron para quedarse, como un símbolo de esta modernidad ultrajante. Ya se vio en la plaza Constitución cómo se puede demoler la memoria, el diseño, el buen gusto y la historia.
Ahora arremeten nuevamente en la costanera, donde desde que el arquitecto Diego Chediack dejó du cargo de director de Planeamiento no han hecho más que abandonarla. En los últimos años los canteros se utilizan para la circulación de motos con el puente peatonal incluido.
Había quedado hermosa: durmientes, baldosones, asientos de cemento y madera, miradores enclavados en la cresta de la barranca, luminarias diseñadas sobre columnas de cemento y chapa.
Hay gente que suele atribuir el buen gusto a cuestiones partidarias o resultados de elecciones y otras, la mayoría, que clama a gritos para que cese el daño irreparable que se le está haciendo a la más bella “Perla del Paraná”, capital del durazno, de la rosa, la naranja y la batata. “El verde más cercano”.
Tristísimo buscar respuestas y no encontrarlas mientras una treintena de millones de pesos bailan al calor del pretencioso anuncio de “San Pedro 2050”.
Esta gestión que se encontró sin plata apenas asumió Milei tiene pocas explicaciones para preguntas muy sencillas. No publica sus actos de gobierno, oculta los números, le debe a los proveeodores y divide a las organizaciones de vecinos para que permanezcan en la mansedumbre a la espera de una simple alcantarilla o la llegada del camión para destapar las cloacas.
La suerte de San Pedro está hoy en manos del gobernador porque, pese a que “no hay plata”, sigue el festival de nombramientos, acomodos, arreglos y silencios que explotan en el Hospital, que siempre hay que recordar que es municipal y necesita de un porcentaje de recursos muy superior al que demanda la población pauperizada y conurbanizada durante los últimos años.
La Opinión inauguró su mes aniversario con un informe escandaloso que incluye la operatoria de la “cooperativa” ALFA y las obras que dejó inconclusas.
Continuó con un pedido de informes que es casi una remake de otro presentado en 2023 ante la corporación que hoy se abroquela y esconde en las bancas del oficialismo y los radicales.
La Libertad Avanza, el Pro y Juntos, que tienen más bloques que ediles, son apenas una mueca de los resultados de un sistema de selección decadente que le cuesta al bolsillo ciudadano casi un millón y medio de pesos por mes por persona.
Abril cierra ahora con “las bérgolas”, un detalle menor pero no impertinente para la impunidad con la que se reina mientras se señala a la “oposición periodística local” como si fuese una novedad.
El periodismo que no depende de la pauta y no muda sus ideas al calor de militancia alguna se altera cuando se lo quiere alimentar con fotitos y videos en redes sociales.
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