Fiestas clandestinas: la moda que preocupa a los vecinos, indigna a los dueños de locales habilitados e ignoran las autoridades
En estas fiestas quedó en claro que todo espacio con buena capacidad sirve para que de cualquier modo cientos de jóvenes se reúnan para divertirse pero ilegalmente. Nadie controló absolutamente nada.
Las idas y vueltas del gobierno provincial y los titubeos de las autoridades locales, en cuanto a la habilitación de fiestas al aire libre que en definitiva nunca se promovió, terminaron provocando un verdadero descontrol en distintos puntos de la ciudad que fue aprovechado por los más “astutos” durante la madrugada del 25 de diciembre.
El malestar se dio principalmente en los barrios de la zona urbana donde los patios o parques se transformaron en verdaderos boliches bailables y con una organización precaria que solo tenía como fin “recaudar”. Todas terminaron imponiéndose como alternativa para los jóvenes de todas las edades y por ende provocaron la indignación de los comerciantes de bares que esperaron ocho meses para abrir y pagan o tributan por la actividad además de recibir las inspecciones e incluso pagar las multas por clausuras.
En algunas de esta reuniones que contaban con luces, Dj y baños químicos, los concurrentes se aseguraban el pase mediante una pulsera o voucher por los que abonaron entre 200 y 300 pesos para no perderse lo que sería el gran baile de Navidad. Es más, varios de los jóvenes que participaron contaron a La Opinión que el discurso de quienes convocaban era, “estamos habilitados”, y la pregunta de la comunidad es: Quién los habilitó y porqué.
Una locación del barrio Los Aromos, algunas casas quintas en un radio más alejado y otra de la calle Joaquín V. González y Caroni, fueron los puntos de atracción, pero esta última terminó siendo otra vez la más cuestionada de todas, sin dudas la más convocante y la que se repite a menudo desde hace más de un año.
Algo está claro, las fiestas se desarrollaron sin ningún tipo de inconvenientes y terminaron cuando los dueños de casa quisieron; no hubo interrupción ni algo parecido a un control que alcanzara para calmar los ánimos de los desamparados vecinos.
Los contrapuntos de estos acontecimientos tienen que ver con la reacción que también hicieron pública los responsables de los comercios habilitados en el radio céntrico y que sin dudas esperaban que el recibimiento de la Navidad sea otro, pero se chocaron con las propuestas encubiertas de particulares que por mucho menos lograron concurrencias que provocaron desorden y desbordes en lugares pocos habituales. O la de un famoso boliche bailable que de un día para otro se transformó en bar cuando los trámites de habilitación tardan unas cuantas semanas.
Está clarísimo, las fiestas ilegales sacan mucha ventaja, no pagan ni un solo impuesto, no tiene ningún tipo de control previo, para estas reuniones no existe el Reba ni otra tasa, no existen las exigencias municipales, no constan las medidas de seguridad, no hay seguros para los concurrentes y menos que menos la habilitación, por algo son denominadas “clandestinas”.
Los vecinos de calle Joaquín V. González ya no aguantan más: “Por lo menos 500 personas había adentro de ese patio, más todas las que quedaron afuera que a la vez hacían disturbios”, contó una vecina indignada en el programa Sin Galera donde ratificó que tiene varias denuncias.
“El 24 hizo un año que esta familia comenzó con este tipo de fiestas, semanas anteriores pasó lo mismo y a toda hora”, relató. “Yo le aviso a quien corresponde, le digo, vimos que bajaron baños químicos y todo, pero nadie hace nada. Entonces, hasta cuándo vamos a aguantar todo esto?. Porqué yo tengo que aguantar que me orinen toda mi casa, tuvimos que hacer como un zanjón porque me metían los autos, hacen desastres” agregó la mujer que incluso se ha visto envuelta en una demanda penal por una discusión que mantuvo con los propietarios de ese predio.
“Ahora, si hablamos con la dueña nos salimos peleando. Yo ya tengo una denuncia penal contra ella porque me agoté y la agarré, porque no podemos vivir tranquilos. Esto es el barrio El Alba, toda gente que trabaja, gente grande”.
“Ahora hablamos con quien corresponde y les dijimos que si no están capacitados para intervenir que nos digan a quién tenemos que dirigirnos, no queremos que el 31 nos vuelva a pasar lo mismo”, advirtió y agregó que el lugar de organización “es una casa de familia con un patio no tan grande, que tiene una pileta y nada más”.
La misma vecina indicó que durante la madrugada “en Inspección nos dijeron que estaban complicados con el accidente de la chica y es entendible, pero no es la primera vez que pasa”, no obstante dejó claro que mucho antes del accidente había tomado contacto con las autoridaes: “Yo a la tarde avisé a quien corresponde, esta persona me llamó”, dejando en claro que lo acontecido se podía haber evitado.
Los vecinos de Joaquín V. González y Caroni están cansados, y decididos a ir hasta las últimas consecuencias, porque además de todo lo narrado, se sabe de qué se corta la calle, que han habido peleas, y que muchos de los vecinos permanecieron en los frentes de sus casas hasta las cinco o seis de la mañana para que no les orinen, les roben, o vandalicen los frentes de las casas.
Las autoridades demostraron graves flaquezas, porque se lo advirtieron, tuvieron más de cuatro horas para ir y parar el descontrol, pero no se hizo nada, los vecinos esperaron, una y otra vez, pero se cansaron, y ahora son ellos los que se harán escuchar.
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