84 viviendas: dos meses sin que el municipio y la empresa expliquen qué hicieron con el dinero y los materiales
Desde que los preadjudicatarios ocuparon sus viviendas no hay novedades de reclamos para saber quién, cuánto y por que cobraron los fondos del gobierno nacional que administra la comuuna y cobró la Cooperativa ALFA.
Se puede llorar de angustia o de impotencia, pero lo que se escucha es llanto. La mayor parte de los vecinos que viven en condiciones infrahumanas y que han sido sometidas a violentar normas importantes o menores; en todo caso a transformarlos en lo que nunca fueron.
Colgados de la luz, con conexiones precarias a las cañerías y con servicios de internet recién instalados la vida transcurre en el predio donde hoy, hay muchos que se enfrentan entre sí porque “las casas de adelante” están mejor que “las de atrás”. Una estrategia de silenciamiento y división que siempre le es funcional al poder político y empresarial. En nombre de una necesidad y un derecho, se han llevado centenares de millones de pesos que no fueron invertidos en la terminación del barrio y que hasta el memento se investiga como “averiguación de ilícito” en la Fiscalía de la Dra. María del Valle Viviani.
En la mañana del sábado y con una irónica convocatoria de un grupo de vecinos que convocaba a una “fiesta de cumplemés”, el móvil de Sin Galera llegó para volver a recorrer el lugar y dejar un nuevo registro de imágenes.

“No hay pelotero ni inflables”, dijo Franco, uno de los que debe dejar la casa que alquila y debatirse entre su ilusión del techo propio y su realidad de defraudado. Desde hace dos meses su trabajo se resiente y su humor sólo obedece a la resiliencia que le genera pegar ladrillos más rápido para poder trabajar en su propia fábrica de churros.

El resto, calla su bronca entre promesas como “mañana vamos a abrir la calle” o, “hay que esperar que se retomen las obras”.
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