Solcire: la mamá, el papá y la abuela contaron qué pasó con la bebé cuya muerte se investiga como “homicidio culposo”
Victoria Ocampos y Jorge Grill relataron paso a paso lo que sucedió entre el sábado 23 y el domingo 24 de marzo en la Clínica San Pedro. Llegaron de urgencia para ser atendidos por el médico que había controlado el curso del embarazo en el Hospital. La abuela de Solcire había pedido el traslado de su hija por sus propia experiencia en un parto prematuro y, más tarde, cuando nació su nieta, también reclamó una derivación a un centro neonatológico. No lo logró, pese a que habían autorizado la admisión en un centro asistencial de La Plata. "Nos decían que no nos iban a recibir porque le nena podía ser de un aborto".
Sabrina López sabe por experiencia propia cómo se procede cuando se desencadena un parto prematuro. Ella es la madre de Victoria y abuela de Solcire, la beba que llegó al mundo con sólo 22 semanas de gestación.
Milagros, su otra hija, tiene hoy ocho años y sobrevivió, pese a los malos pronósticos, gracias a los cuidados neonatológicos que le dispensaron en un hospital platense.
Sabía que las contracciones y dolores con los que llegaron en la mañana del sábado 23 de marzo a la clínica eran el preanuncio de un problema mayor y por eso acudió al médico que había controlado el embarazo en el Hospital y que ese día estaba en el sanatorio, el Dr. Gigena.
De allí en más, comenzó a tejerse una dolorosa e irreparable historia que abarca, desde el destrato a la negligencia, todas las adversidades que afronta esta joven pareja que vio nacer, respirar y llorar a la beba; que luego fue informada sobre consecuencias y nulas posibilidades de sobrevida; que por la noche intentó dormir pensando que la nena había fallecido; y que por la mañana del domingo supieron que estaba viva, respiraba y se movía.
Pidieron el traslado en redes sociales, los médicos se enojaron por la repercusión y hasta tuvieron que acalrar que no era necesario hacerlo públicamente, pese a que un concejal dispuso y organizó un traslado de urgencia a un centro asistencial de La Plata en el que la admitirían como afiliada a IOMA.
Aquí, en San Pedro, les habían referido que ningún lugar los recibiría porque podían pensar que la nena podría ser considerada como producto de un aborto.
Con esa esperanza aguardaron horas, hasta que les llevaron a la criatura a la habitación para que la madre pudiera abrazarla, apoyarla en su pecho y esperar "hasta que deje de respirar", porque a lo sumo sería "media hora". Solcire siguió batallando por dos horas.