Empleada "por decreto" durante 17 años: "Para el Municipio no existo"
María Mamani percibe un "decreto de ayuda social con contraprestación de tareas", una modalidad que los sindicatos denuncian como "precarización laboral" en esta y otras Municpalidades bonaerense. Sin aportes jubilatorios ni obra social y con un sueldo de entre 80 y 150 mil pesos, aseguran que son "cientos".
El de María Mamani es un caso testigo de un sistema que en desde hace mucho tiempo abunda en los municipios bonaerenses y que somete a una gran cantidad de personas a la precarización laboral.
Son hombres y mujeres que cumplen tareas en el ámbito estatal con magros haberes, obligados a cubrir horas diarias sin una remuneración que contemple las normas de trabajo, sin aportes previsionales y sin la cobertura de una obra social.
En el Municipio de San Pedro existen cientos —entre los sindicatos hablan de entre 300 y 400— que perciben entre 80 y 150 mil pesos por mes, aproximadamente, y que están diseminados en diferentes áreas.
Algunos de ellos llevan muchos años en esta condición. Todos ingresaron con la esperanza de ser incorporados formalmente en la planta de personal. Muchos lo lograron, otros esperan desde hace años que les cumplan la promesa que les hacen ante cada campaña.
Son contratados vía programas que se alimentan de fondos provinciales como el de "Asistencia Económica a Familias en Situación de Exclusión Social con Contraprestación de Tareas”.
Se trata de los famosos “decretos”, una ayuda social que en muchas ciudades, como en San Pedro, se convirtió en el primer escalón del empleo municipal.
María Mamani lleva más de 17 años vinculada a la Municipalidad. En la actualidad está asignada por el Gobierno como aporte para el Museo Paleontológico.
En Sin Galera narró que su vinculación comenzó cuando su amiga Marisa Corvalán (exdirectora de Turismo) la convocó para el Museo Histórico Fray José María Bottaro.
Contó que trabajó “dos años, siendo la Comisión que presidía el exintendente Eduardo Donatti" quien le pagab”, para después quedar bajo la órbita municipal vía la figura del “decreto”.
Llegó a hablar con el entonces jefe de Personal, Juan José Kasta —en la época de Pablo Guacone—, quien le indicó que no había cupo para entrar al Municipio. Luego se desempeñó en el Paseo de los Túneles durante siete años, tarea que compartía en simultáneo en el Jardín de Infantes Santos Quirós.
"Comencé a mandar notas al Municipio, reclamando a María José Mora, de quien nunca obtuve una respuesta. Luego a Marcela Cuñer, cuando era secretaria de Turismo, y nada”, contó.
María siempre estuvo en los museos, entre ellos en el histórico de Vuelta de Obligado. "Iba con mi autito”, expresó y aseguró: “Siempre trabajé”.
En julio cumplirá ocho años en el Museo Paleontológico. “Pese a las notas nunca me dijeron que no me querían. Entiendo que cada sector tiene su personal, pero no molesto a nadie y nunca fui una persona conflictiva”, describió.
“Ahora cobro 94 mil pesos yendo los días martes, viernes, sábado, domingo y feriados al Museo. Pero no tengo mutual, no me voy a jubilar, vivo con mi hijo que hace changas. Y uno se va poniendo viejo y necesita de medicamentos”, manifestó.
“La última nota que le envié al señor Cecilio (Salazar) le pedí que me diga que nunca voy a entrar al Municipio. Quiero que me digan que nunca voy a entrar, para saber qué hago, porque hoy mi situación económica se complicó”, agregó.
Mientras tanto, María Mamani, que es guía de turismo, vende tortas y otras exquisiteces para sostenerse en medio de un contexto complejo.
Su caso ilustra el de muchos que, a regañadientes, por su precariedad laboral son sometidos a la subsistencia diaria. “Para el Municipio no existo. Y lo que me duele es que no me reconozcan”, concluyó.
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