“Cecilio y La Cámpora”, un análisis de la incorporación de Salazar al Frente de Todos
Desde Limeira, Brasil, siempre atento a las noticias y a la política local, Eduardo "Pato" Flores reflexiona sobre la incorporación de Cecilio Salazar al Frente de Todos de la mano de Máximo Kirchner y La Cámpora. "La 'lapicera' debe ser por elección de los de abajo y no por decisión de los de arriba", aseguró.
Por Eduardo Flores, desde Brasil*
Voy a expresar con claridad lo que pienso, sin importarme a quién pueda gustarle o no.
Nunca me gustó Salazar, a quien no conozco, por sus opciones políticas y sindicales. Pero sé que ha sido siempre un dirigente sensible a los problemas de la gente que necesita ayuda y a eso le debe su incuestionable éxito electoral.
Por lo que leo en La Opinión, hoy La Cámpora le hace lugar en el Frente de Todos. Habrá muchos dirigentes subiendo por los tejados y muchos compañeros militantes desconcertados o que no entienden. Para entenderlo hay que mirar para adelante y no para atrás. Me explico:
Cecilio, al igual que Pángaro (a quien una parte de la militancia acompañó en la última elección) es una persona de la vieja política sampedrina. Hablemos claro.
Si comprende que hoy día los métodos deben ser otros, que la lapicera no es para amigos y protegidos ni “fieles” seguidores, que la militancia no es para “bajar línea” y que la representatividad política no es algo secundario sino fundamental, bienvenido sea al Frente de Todos.
Pero con todo el respeto y cariño que siento por La Cámpora, no me parece el grupo ideal para ayudar en esa tarea, sin ser interpretado como una crítica personal. Lo digo claro: la fuerza política de una agrupación no debe venir de arriba, sino surgir de su laburo en la base.
Ya arruinamos otras oportunidades por tener “militantes-funcionarios” y “bajadas de línea” o uso del “dedo” o de la “lapicera”, que es más moderno.
Si Cecilio y también La Cámpora y los dirigentes de Provincia quieren que la cosa cambie, llamen a participar del proceso a otros grupos que laburan con y por la gente.
Sin mangoneos ni exclusiones, respetando las diferencias con el diálogo y priorizando los puntos comunes. Pero por favor, la “lapicera” debe ser por elección de los de abajo y no por decisión de los de arriba.
Si las cosas se hacen como debe ser, quedarán afuera los que están motivados por intereses particulares. Que se jodan. Y si no se hace como corresponde, me sumo a los descontentos. Total, no importa.
*Exsacerdote, docente jubilado, escritor, militante peronista.
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