Desde el 1 de abril de 2022 el local de San Martín 1530, casi llegando a los semáforos de Rómulo Naón, cambió de dueños y se transformó en “La panadería San Martín”.

Con el impulso de Verónica, emprendedora nata y firme defensora de sus proyectos y la experiencia de Toti, el maestro panadero con amor por su profesión, arrancó el sueño gestado en familia y ofrecido con facilidades por sus anteriores propietarios, Laura y José Luis, quienes confiaron en ellos para dejar la panadería en sus manos.

El amor por la panadería llevó a estos emprendedores a poner en marcha el negocio con mucha ilusión y también con mucho trabajo y dedicación. Escuchar a los clientes es la premisa a la hora de pensar en nuevos productos que están en sus vitrinas y estanterías todos los días desde las 6 de la mañana, incluídos los domingos y feriados.

Con la premura de la apertura del local, no hubo tiempo de celebrar una inauguración y hoy, al cumplirse dos años de ese momento y “a pedido de los clientes que se cruzan todo San Pedro para buscar nuestros productos”, según refiere Verónica, “decidimos abrir una sucursal en Lucio Mansilla 199”.

Hoy, con mayor experiencia y arriesgando todo en tiempos de crisis, las cosas parecen resultar más fáciles, aunque siempre se tengan que atravesar momentos difíciles.

Con todo el empuje y siempre pensando en el producto final, cuidan cada detalle de elaboración y presentación, materias primas de primera calidad, etiquetas, módulos de presentación y envases especialmente diseñados, logos y publicidad en medios y redes sociales.

Siempre hay una novedad para degustar en la panadería o en el lunch que preparan para fiestas y reuniones familiares, las pizzas listas y las sugerencias de los clientes, que después se convierten en un nuevo producto.

Tal como sucede con la elaboración de las exquisiteces que a diario ofrecen, el secreto está en la gente: los clientes que llegan desde diferentes puntos de la ciudad y hasta de las localidades, los empleados que están al pie del cañón desde las seis de la mañana todos los días y la familia, que aporta lo suyo sacrificando horas de encuentros y disfrute para seguir avanzando.

Como todo emprendimiento o proyecto tiene su historia de origen y la panadería San Martín, también tiene la suya: Verónica, su actual propietaria fue empleada de ese mismo lugar y atendía al público los domingos muy temprano después del boliche, allí aprendió que todo es posible y que se puede forjar un futuro mejor, sacrificando tiempo libre.

Siempre agradece la posibilidad que le brindaron de cumplir los pagos en cuotas acordados, una oportunidad que ya no se da en estos tiempos y destaca la labor de Toti, que merece capítulo aparte y es un panadero de los que ya no existe y el que pone manos en la masa cuando surgen pedidos de nuevos productos.

Aunque han tenido que sortear muchos palos en la rueda, preparan con entusiasmo e ilusión lo que será la primera sucursal de “La Pana de San Martín” para los primeros días de abril.

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Panadería San Martín