Tras el incendio en San Martín y Rivadavia, habló la víctima: “Tengo que empezar de nuevo, perdí todo”
Claudia Zárate perdió todo: los muebles, la ropa, la comida para su hija intolerante al gluten, la mercadería del comercio de indumentaria deportiva, dinero que tenía ahorrado y la casa que alquilaba corre riesgo de derrumbe. Este lunes, mientras limpiaba el desastre, recibió a La Opinión.
El domingo por la tarde los bomberos voluntarios sofocaron un incendio en una vivienda ubicada en calle San Martín, a metros de su intersección con Rivadavia. Este lunes, la mujer que vivía con su pequeña hija de seis años en el lugar recibió a La Opinión, mientras limpiaba el desastre que quedó tras haber perdido todo.
Claudia Zárate perdió los muebles de su casa. Perdió el dinero que tenía ahorrado guardado en un cajón. Perdió toda la mercadería que tenía en el local de ropa deportiva ubicada en la parte delantera de la casa. Perdió hasta la comida libre de gluten que compró para su hija. Ahora, tiene que empezar de nuevo.
Estaban en Río Tala cuando una vecina la llamó para avisarle que de su casa salía humo. Cuando arribó, ya estaban los bomberos y la calle cortada. El despliegue era importante. Corrió e ingresó a la casa como pudo. En el camino dejó una mochila de la que luego le faltó dinero.
En el local ubicado en la parte de adelante no quedó nada. Apenas unos maniquíes en el piso, un par de zapatillas tipo pezuñas en un estante, las perchas ennegrecidas, acaso una calza pegada al envoltorio de nylon que la cubre.
Cruzando el pasillo, el salón más grande de la casa era el comedor. Sólo hay cenizas y olor a humo. Para atravesarlo hay que esquivar la heladera, que cayó desde la cocina, ubicada a la izquierda, donde todo es escombro negro.
En ese comedor hay una viga que, según le dijeron los bomberos, está dañada y hace que esa zona del edificio corra “riesgo de derrumbe”. Más allá, para cruzar al patio hay que atravesar lo que fue una puerta balcón, estallada.
Claudia Zárate alquilaba. Ahora busca un lugar donde pernoctar. La primera noche tras el incendio la pasó en lo de un familiar, mientras que su hija hizo lo propio con el padre. Había renovado hace poco el alquiler y en la inmobiliaria le preguntaron, tras el siniestro, si tenía “seguro contra incendio”.
“Ahora tengo que empezar de nuevo”, dijo Claudia. La ropa que rescató —en uno de los estantes tenía alrededor de 600 mil pesos en calzas deportivas, por ejemplo— la mandó a lavar para sacarle el olor a humo. Su plan es intentar venderla a bajo costo para intentar recuperar algo de la inversión que perdió.
La indumentaria que vendía es específica para deportes al aire libre. Lo que se denomina “ropa técnica”, cuyo precio en el mercado es alto. No quedó nada. Incluso hay un sector del negocio cuya ropa en exhibición no sabe dónde está.
Claudia Zárate también se dedica al alquiler de mesas, sillas y mantelería para eventos. Buena parte de esos manteles también quedaron inutilizados durante el incendio, aunque como tuvo una fiesta durante el fin de semana hay un lote que se salvó.
La semana pasada había comprado mercadería para su hija intolerante al gluten en una dietética especializada y pagó con la tarjeta de crédito, por lo que todos esos alimentos específicos que perdió en el fuego también los debe.
Además del local de indumentaria deportiva y el alquiler de mantelería para eventos, Claudia Zárate comercializa viajes para una empresa de turismo.
Tras agradecer las muestras de apoyo de familiares, amigos y “hasta gente desconocida” que la llamó para darle una mano, dejó su número de teléfono por si alguien quiere contratar sus servicios o ayudarla de alguna manera: 3329 46 8309.
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