Qué hacen y qué aprenden los más de 300 alumnos de la escuela Agraria en Río Tala
El establecimiento educativo ubicado en la exruta 9, que días atrás fue víctima de un importante robo, es el único en su especialidad en San Pedro y sus estudiantes se gradúan en técnicos en producción de agroalimentos. En el trayecto, trabajan con viveros, huertas, montes frutales, conejos, aves y maquinaria.
La escuela Agraria tiene 334 alumnos a los que días atrás delincuentes les robaron un sinfín de herramientas y hasta los conejos, elementos indispensables para cursar las diferentes materias. Hasta el momento, nada fueron encontrado a pesar de algunos allanamientos y la indignación en la población educativa persiste.
El establecimiento está ubicado sobre la vieja ruta 9 en Río Tala, es el único de la especialidad en San Pedro y no tiene vacantes, tal admitió la directora, Laura Harsch, en una entrevista que brindó en #RadioCuarentena: “No hay más lugar. Entramos justito con la fecha de inscripción y tomamos algunos chicos de más porque tenemos mucha predisposición y buena voluntad”.
Respecto del plan educativo, Harsch explicó: “Nosotros tenemos una única orientación. El chico cuando se recibe con la tecnicatura, que ahora ya es obligatoria, se recibe como técnico en producción de agroalimentos. Nosotros modificamos la orientación debido a la incorporación de la sala de agroindustria que tiene cuatro salas en una para elaboración. Todo lo que hay está para que el chico, es una oferta magnífica todo lo que hay”.
Además, detalló que en el trayecto educativo no sólo, por ejemplo, se aprende a hacer dulce sino que se hace hincapié en la “cadena productiva completa”: “Si yo voy a hacer dulce, tengo que empezar por el monte frutal donde yo voy a tener mis duraznos, mis naranjas, mis cítricos o el cultivo que yo desee poder elaborar de acuerdo a la zona. Por ejemplo, no vamos a hacer viñedos porque San Pedro no es la zona para tenerlas”.
“La idea es hacer toda la cadena de producción, entonces el chico no solo va a aprender lo que tenga que ver con agroalimentos, sino la huerta, cómo darles valor agregado que es otra de las tendencias que tiene la Agraria que desde hace años se estaba promoviendo para esto del emprendedorismo, poder enseñar el valor agregado de los productos”, agregó.

En la escuela Agraria hay viveros, huertas, montes frutales, conejos, aves y maquinaria, entre otras herramientas y materia prima. El objetivo es, también, que los estudiantes aprendan a manejar un tractor porque es parte del proceso del alumno en el establecimiento.
Una de las particularidades es que parte de los profesores son graduados de la misma escuela como Nicolás Pérez quien enseña maquinaria. Eso, para Harsch, es una ventaja: “Son camadas que han estado en los famosos vagones y hoy pueden darse el lujo de estar en una escuela completamente diferente. Es una satisfacción que ellos mismos, que fueron los que estuvieron y que vieron este supuesto sueño, hoy puedan volver desde otro lugar y formar parte. Todo lo anterior era muy condicionante y hoy tenemos para hacer millones de ideas y proyectos”.
“Me fascina todo lo que se puede hacer, es muy lindo construir con los chicos”
Laura Harsch
El predio situado en la localidad cuenta con 17 hectáreas de las cuales 13 son de campo y el resto están ocupadas con edificaciones como los invernáculos y el área central. Todo lo que los alumnos producen queda allí y la directora admitió que eso provoca más “energía” para trabajar: “Me fascina todo lo que se puede hacer, es muy lindo construir con los chicos. Hay pibes que son geniales si uno les está, los estimula y les demuestra que hay desafíos y cosas para hacer”.
Como el resto de las escuelas, durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus la Agraria estuvo cerrada y Harsch dejó en claro que los hizo dar “varios pasos para atrás”. “Se suspendió la presencialidad de los chicos pero nosotros tuvimos las puertas abiertas todo el año porque el conejo toma agua, el pollo sigue comiendo y hay que cortar el pasto, regar y hacer todo el mantenimiento”, sostuvo. De hecho, intentó que exceptúen al establecimiento de las restricciones pero no fue posible a pesar de que ese tipo de escuela es “muy diferente” al resto de las secundarias.
Harsch contó que el Consejo Escolar inició los trámites para poder trasladar las herramientas que están en lo que sería el dormitorio donde actualmente funciona un taller y, en el corto plazo, ofrecer ese servicio a alumnos que visitan la escuela Agracia desde otras ciudades. El intercambio es habitual entre esos colegios porque ninguno tiene todas las especialidades. En Río Tala, por ejemplo, no hay tambo y los adolescentes visitan el de Pergamino.
“La no presencialidad en pandemia nos hizo dar varios pasos para atrás”
Laura Harsch
“Los chicos van con un profesor, visitan y están haciendo tareas en el tambo. Lo que yo no tengo en mi escuela lo tengo que buscar en otra. El tema es toda la logística, dónde duermen los chicos y dónde van a estar. Si nosotros la residencia la podemos habilitar para estos intercambios, sería totalmente espectacular porque aprenderán cosas que no tienen”, especificó.
En ese marco, Laura Harsch aseguró que “una cosa es el mundo del trabajo y otra cosa es el aprender a trabajar”, motivo por el que contó que no es igual “ir al tambo de un productor y que toquen las vacas chicos de 16-17 años que están aprendiendo” a que lo hagan en un tambo de la escuela. “No todos tienen la buena predisposición de aceptar chicos adolescentes aprendiendo. Es complicado”, añadió.
Por último, sostuvo que a los alumnos se los prepara como en una escuela técnica para que puedan “ir a las prácticas” y que el objetivo de la residencia es ser una herramienta de “intercambio” que todas las escuelas de la Provincia la puedan utilizar.
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