Otra vez entraron los ladrones a romper los invernáculos de Paulino y vendieron la lechuga
Hay negocios que compran lo robado y eso se lleva cerca de dos meses de trabajo del productor. Hay que sumar que "un rollo de nylon cuesta 700 mil pesos" y "así no se puede seguir".
El jueves por la mañana cuando el horticultor llegó a su establecimiento encontró un panorama parecido al del pasado 20 de marzo, cuando le robaron dos motocultivadoras y le destrozaron las instalaciones.
Otra vez rompieron sus instalaciones, pisotearon los cultivos y se llevaron todo lo que pudieron para vender en negocios o recorrida en barrios de la ciudad. El precio de la lechuga es bastante “tentador”, pero nadie sabe que además del trasplante de plantines, la preparación del suelo, el riego, la temperatura y los cuidados diarios, hay que esperar entre 50 y 60 días para cortarla, seleccionarla, colocarla en los cajones jaula para que no se deteriore y llevarla hasta el comercio del cliente.
…"yo estoy cansado, desde que estoy en la quinta hace un año, 50 veces por lo menos, todas las noches, todas las noches andan, rompen una cosa, rompen otra, y pisotean, hacen daño", se queja Paulino Acosta.
No lo saben los ladrones y muchas veces los clientes que llegan a un comercio y eligen esas mismas pantas pero un poco más descuidadas y sucias que si las vendiera quien las cultivó.
El jueves por la mañana mientras reportaba el hecho y hacía su recorrida por los clientes encontró parte de su mercadería lista para la venta. “San Pedro es tan chico que andaba repartiendo en la calle, pasé por un cliente y ahí estaba la lechuga. Le digo, ‘¿quién te vendió esa lechuga?’. Dice, me la vendieron ayer unos pibes”.
Obviamente Paulino reacciónó y le recriminó al comerciante su acción adquirir mercadería sin consultar sobre su procedencia. “¿Qué pasa? Que cuando se fomenta la compra, se fomenta el robo. Es muy simple. Si hay alguien que compra, obviamente alguien va a seguir robando”, explica Paulono.
Está enojado porque “mientras la policía no haga nada; mientras la justicia no haga nada, mientras los que saben que han robado sigan robando, no va a terminar nunca”.
“Cincuenta días, dos meses más o menos tengo que esperar para poder sacar la lechuga y en ese tiempo lleva un montón de trabajo, tiene mucho costo. No es que porque sea lechuga brota en cualquier lado y sale fácil tiene un montón de trabajo”, dijo la víctima de la situación de constante inseguridad rural.
Ese comerciante que se vio sorprendido se excusó diciendo que por las características de la mercadería no parecía la misma que vende Paulino. “Pasa que yo no te la arranco con la mano y la traigo, yo la corto, la limpio y entonces es diferente, pero esa lechuga es mía”.
Hay que tener en cuenta que tras cultivarla, cuidarla y cortarla para distribuir el productor fija un precio que hoy oscila entre los 1800 y los 2000 pesos, para llegar al consumidor, muchas veces, hasta en “siete y ocho mil pesos” por kilo,
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