Muerte de Aquiles: la carta que escribió cuando era adolescente y en la que advirtió el crecimiento del delito
De puño y letra, Castañarez resumió, tras la condena a su padre, el futuro del delito y la situación que vivió la familia. En ese texto preguntó e interpeló: "Cuando llamemos a la policía ante una emergencia, ¿de qué manera van a actuar?", corría el año 2009 y advertía que con aquel fallo lograban "dejar a la ciudad en manos de delincuentes" .
Con fecha 26 de agosto de 2009, la edición número 908 de La Opinión publicó una carta firmada por Aquiles Castañarez Mateos. Cuatro años antes su padre, el policía que fue condenado por disparar el arma que terminó con la vida de Gonzalo Rojas, había protagonizado uno de los primeros hechos tras la reiterada demanda de la conocida “banda de la Coopser”, un grupo de chicos que tenía a maltraer el barrio donde se encuentra la sala de sepelios.
Tras conocerse la condena —que primero fue a 18 años de prisión y luego se redujo a tres—, el joven que había cumplido sus 18 años pedía por la inocencia de su padre, criticando el accionar de los jueces y advirtiendo que con el citado fallo “la ciudad quedaría en manos de delincuentes”.
Días después hubo una marcha de “justicia por la injusticia” que encabezó el propio Aquiles junto a familiares y vecinos y que concluyó con la alocución del joven: “Queremos a papá en casa”.
Esa crónica propuso un debate anticipado bajo el título: “La sociedad dividida por la condena a un policía”.
Dieciseis años más tarde, él mismo sería la víctima de un homicidio. El texto completo de la carta de lectores que Aquiles Castañarez envió a esta redacción en aquel momento: “Mi verdad”
La verdad, después del fallo que dictó la Justicia en el día de ayer (N. de la R.: sobre el caso Gonzalo Rojas), deja mucho que pensar y analizar.
Para dictar sentencia se basaron, entre otras cosas, en la existencia de manchas de sangre en los techos, lo que podría hacer suponer que el disparo lo recibió allí. Ahora, lo que llama la atención, es que se basen en una suposición para emitir el fallo, porque si bien quedó constatada la existencia de manchas de sangre, cuando se le hizo el análisis de ADN no se pudo determinar que pertenecieran al muerto.Ahora, si utilizamos el mismo criterio que utilizaron los jueces para dictar condena, podríamos suponer, como ellos lo hicieron, que la bala no salió del arma de un efectivo policial, porque si entramos en el terreno de la suposición, todo es posible.
La actuación de la Jueza de nuestra ciudad dejó mucho que desear, porque ella, como todos nosotros, sabía de la situación que se vivía en esa zona, donde operaba la tan famosa “banda de la Coopser”. No me parece, ni nos parece justo a mí ni a la ciudadanía de San Pedro, que se haya condenado a un policía a 18 años de prisión, sabiendo que no se encontraban certezas. Y esto se manifestó en los innumerables llamados que se recibieron en los medios en apoyo al policía.
Este fallo sienta un precedente para la policía de la ciudad. Ahora, le digo a la señora Jueza de San Pedro, y a los demás de la ciudad de San Nicolás, que con este fallo no sólo enviaron a un inocente a prisión, sino que acaban de condenar también a la ciudad.
Pongámonos a pensar, ahora, cuando llamemos a la policía ante una emergencia, ¿de qué manera van a actuar? La respuesta no es muy difícil. Que un policía acuda a un llamado significa que arriesgue su vida, pero ahora le sumamos el miedo.¿Qué policía va a desenfundar su arma para defender a la ciudadanía? NINGUNO, porque se arriesgan a terminar como Castañarez, con 18 años de prisión. Con esto, la ciudad se queda totalmente desprotegida.
Cuando la policía reciba un llamado va a hacer lo imposible por acudir al hecho lo más tarde posible, para evitar encontrarse con quienes están cometiendo el delito y comerse una condena, por sólo ir a trabajar. A ellos no se les paga más o menos por la cantidad de personas que detengan.
Lo que lograron ahora, y ojalá me equivoque, es dejar a la ciudad en manos de los delincuentes.
¿Saben por qué? Porque los policías son personas que tienen una familia que mantener, la que los espera cada día después de su trabajo, y esto que sucedió les demuestra que las leyes están hechas para los delincuentes y no para ellos. Que ante cualquier situación se encuentran desprotegidos, porque ante el primer hecho, la policía como institución lo que hace es “lavarse las manos”, pasarlos a disponibilidad y dejar que su suerte se libre al azar.
No discuto que haya malos policías, al contrario. Las personas siempre se quejaron de que la policía llega tarde cuando son llamados. Esto les demuestra a las personas por qué lo hacen, para protegerse, ellos y sus familias. Pensemos: si antes llegaban tarde, ahora, más tarde lo van a hacer.
Ahora, yo me pregunto: ¿no les llama la atención que al desarrollarse el juicio, casi la totalidad de las personas que se encontraban entre el público estaban a favor del policía? ¿Por qué será? Si la familia Rojas contaba con tanto apoyo, como dijeron en los medios, ese apoyo ¿dónde estaba en el momento del juicio?
Pero quedémonos tranquilos, que esto va a pesar en su conciencia, cada noche cuando intenten dormir. Mandaron a la cárcel a un inocente y destruyeron a una familia.
Creo que con esto todos los sampedrinos tendrían que levantarse y salir a la calle. Si no quieren defender al policía, por lo menos lo hagan para defenderse ellos mismos, porque como antes dije, ahora más que nunca, la policía no se va a involucrar en ningún problema. La ciudad quedó en manos de los delincuentes, los que nuevamente están de fiesta, porque una vez más, ganaron otra batalla en contra de la policía.
Aquiles Castañarez Mateos, D.N.I: 35.999.736
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