A los 92 años, falleció Valentín Elcoro, pianista sampedrino de trayectoria internacional
Concertista de piano desde los 12 años, docente jubilado de la prestigiosa Escuela Superior de Canto de Madrid y excelso pianista, fue parte de una generación de la bohemia vanguardista del artel local que integraron personalidades como Pedro Suñer, Enio Locatelli o Susana Oroz, que definía al grupo como una "patota cultural". A lo 92 años, falleció tras padecer complicaciones de salud. Tras jubilares en España, había regresado a vivir a San Pedro.
El pianista sampedrino de reconocimiento internacional Valentín Elcoro falleció este jueves a las 92 años y sus restos serán velados hasta mañana a las 16.00 en la sala 2 de Coopser, hora en la que tendrá lugar su sepelio en el cementerio local.
Con su partida, la cultura local perdió a uno de los máximos exponentes de la bohemia vanguardista local de los años 50 y 60 que alguna vez Susana Oroz, una de sus integrantes, describió como una verdadera "patota cultural" de la que formaban parte Enio Locatelli y Pedro Suñer, entre otros.
Valentín Elcoro comenzó a estudiar piano a los 7 años, tras el fallecimiento de su padre. En la esquina de Saavedra y Belgrano dio sus primeros pasos con el instrumento. A los 12 ya era concertista. Estudió con Jorge Fanelli y Vicente Scaramuzza y se convirtió en un instrumentista reconocido en el mundo.
Actuó para diversas instituciones, grabó en radio y televisión, y en 1974, tras la separación de su matrimonio, decidió radicarse en España, donde fue designado profesor de Repertorio en la prestigiosa Escuela Superior de Canto de Madrid.
Desde allí, actuó con destacadas figuras de la lírica española tanto en conciertos como en grabaciones para Radio Nacional de España y Televisión Española, y obtuvo un reconocimiento como instrumentista en el universo de la música académica europea.
Valentín Elcoro junto a Carmen Torrico Yllera, en concierto en 1993. Foto: Fundación Juan March.
A fines del siglo XX se jubiló y cuando falleció su madre decidió volver al país. Se había ido en el 74, tras la ruptura matrimonial con la mujer que había hecho que dejara su vida de empleado bancario en el sur del país para volver a la provincia de Buenos Aires.
Viajó por el mundo, se codeó con grandes artistas, vivió en el mismo edificio que Antonio Banderas y cosechó amistades de la más variopinto de la cultura universal del siglo XX. Imbuido de una educación artística clásica, quienes lo conocieron aseguran que era una persona capaz de hablar durante horas de música, filosofía, literatura y arte en general.
En los últimos años ya no tocaba. El último registro público que se conoce es de 2012, cuando un conocido divulgador de música publicó en su blog un video registrado en su casa en San Pedro, en el que el pianista ejecuta el instrumento para él.
Aunque ya no ponia las manos en él, mantenía su piano en condiciones porque, además de las visitas que solía recibir, el también prestigioso pianista sampedrino Nelson Goerner lo utilizaba cuando tenía conciertos en Argentina para ensayar.