Lechiguanas en fotos inéditas: el Museo Paleontológico prepara el material que muestra "la historia de un sueño"
El fotógrafo Hugo Verdón entregó más de 60 fotos tomadas en la década del 70, cuando trabajaba para la empresa que montaba el faraónico proyecto productivo en las islas. El inversor norteamericano había soñado con 32.000 hectáreas para cultivar y contratar a 300 trabajadores. Aún quedan vestigios y las imágenes acompañan la histiria que La Opinión publica para guardar.
Hugo Verdón es una apasionado de la fotografía y retrató distintos momentos del montaje del proyecto Lechiguanas allá por los años 70 cuando con tan sólo 18 años fue contratado para trabajar en la zona insular.
Su pasión lo llevó a tomar fotografías de distintos momentos de las jornadas de trabajo, guardar más de 60 fotos y tomar la decisión de compartir esta parte de la historia con todos los sampedrinos y visitantes a través del archivo de documentación que posee el Museo Paleontológico de San Pedro.
El fotógrafo vivió en primera persona lo que se proyectaba hace más de 50 años, Paraná mediante, en la zona de islas y perpetuó con su cámara fotografías inéditas que muestran la logística, maquinarias y personal, desplegados durante los trabajos que realizaba la empresa “Lechiguanas S. A.”.
Verdón trabajó en el montaje mecánico de las estructuras que se colocaron en ese sector frente a San Pedro con el objetivo de construir un polo agrícola de gran envergadura, un proyecto sin igual para la zona, que prometía avances para el pueblo que por entonces era "La Perla del Paraná".
En algunas de las fotos se puede apreciar el buque “Inagua Sound”, embarcación de carga con proa rebatible encargada del traslado de grúas y maquinarias pesadas desde Estados Unidos.
También los transportes anfibios para movimiento de personal; el helicóptero con flotadores usado para traslados generales; los trabajos de canalización realizados por la empresa.
Las bombas de gran caudal instaladas en dichos canales; la barcaza “Lechiguanas Guazú”, encargada del movimiento de materiales y muchas otras imágenes de aquel emprendimiento que terminó con la gran creciente de 1982, que destruyó el proyecto más impresionante de todos los tiempos.

Hugo Verdón comparte en un relato parte de su experiencia en aquel emprendimiento:
“La empresa Lechiguanas S. A., de capitales norteamericanos, intentó delimitar unas 55.000 hectáreas en la zona de islas del mismo nombre, para lo cual construyó un canal perimetral de 24 metros de ancho por 4 de profundidad".
“La tierra extraída se colocaba en un lateral del canal formando un terraplén de unos 7 metros de altura. Se excavaron canales transversales cada 1.500 m en cuyas puntas se instalaron compuertas para mantener un nivel de agua constante en el canal perimetral. Tarea que realizaban 5 bombas de gran tamaño ubicadas estratégicamente”.
Se trabajaba con guinches excavadores de gran porte, maquinaria vial, tractores, máquinas anfibias y diferentes vehículos de transporte. Hasta se construyó una pista de aterrizaje para el movimiento de personal.
Una de las embarcaciones que se podía ver trabajando en el lugar a menudo, era la barcaza que capitaneaba Don Flores, con mucha experiencia en la navegación en ese tramo.
Verdón ingresó a trabajar con apenas 18 años, en 1971 como ayudante de máquinas y recuerda que su tarea era limpiar, engrasar y controlar los fluidos necesarios para el perfecto funcionamiento.
Además, tenía a su cargo cocinar diariamente para el maquinista y para él. Con la experiencia que iba adquiriendo llegó a manejar la máquina y luego al taller de mantenimiento, donde se reparaba todo.
El obrador instalado en la isla contaba con un depósito y un pañol donde se guardaban los repuestos que llegaban directamente de Estados Unidos.
El proyecto era tan grande que esas piezas de repuesto eran inspeccionadas y labradas por personal de Aduana en el mismo lugar.
Verdón trabajó en Lechiguanas durante dos años para dejar su puesto para presentarse a cumplir con el servicio militar obligatorio.
Durante mucho tiempo guardó este material histórico y con excelente criterio lo cedió al Museo Paleontológico para su exhibición.
Con nostalgia y algo de resentimiento los sampedrinos con memoria acumulada sabemos de qué se trata el proyecto Lechiguanas, para los flojos de recuerdos o los más jóvenes, podemos hacer un breve repaso de la historia.
La historia data de 1969 cuando un norteamericano millonario llamado Michael Phipps vio en la zona de islas frente a San Pedro la posibilidad de montar un polo no sólo productivo sino también turístico. Con los dólares en mano comenzó la obra más que faraónica que abarcaba más de 23.000 hectáreas, dentro de las islas Lechiguanas.
Con la construcción e instalación de maquinarias en marcha y avanzando, la naturaleza, la corrupción política y los negocios hicieron lo suyo para que todo quedara en la nada.
El gobierno peronista de 1973 expropió las tierras; el gobierno de la dictadura entregó las islas a un grupo de empresarios, allí sembraron cuánto cultivo se les ocurrió, hasta que la inundación tapó todo lo plantado e instalado en el lugar.
Durante el gobierno de Carlos Menem las adquirió en un remate judicial a precio mínimo Victorio Américo Gualtieri y de allí en más, el abandono, los incendios, el humo y la falta de control.
El proyecto que nació en los años 60, tuvo su época dorada en los 70 y murió en los 80, fue mutando con el paso de los años y aún en la actualidad se encuentran vestigios del terraplén y de algunos hierros oxidados por efecto del tiempo y el agua.

Parte de la sociedad comprendió lo esencial de la preservación de los humedales y cada iniciativa destinada a modificarlo fue recogiendo distintos niveles de oposición, en especial de actores sociales que cada vez con mayor presencia e insistencia defienden el ambiente aunque parece que a la clase política le cuesta un poco más.
Después de algunos años de caído el proyecto vale apuntar algunos datos de interés para conocimiento y evaluación de los vecinos.
Lechiguanas es un conglomerado de islas que ocupan 217.723 hectáreas de suelo inundable y escasamente apto para labores agropecuarias. El inversor norteamericano compró 32.000 hectáreas frente a Ibicuy
Construyó un dique de 62.835 metros de longitud para evitar inundaciones y allí instaló tres bombas capaces de extraer 16.300 metros cuadrados de agua por hora.
Abrió 14 canales secundarios paralelos y separados entre sí por 1.500 metros, zanjeó lotes para permitir el paso de agua, construyó caminos y pistas de aterrizaje y habilitó muelles.
Para ello contrató el trabajo de aproximadamente 300 personas. Su pretensión era convertirlo alguna vez en un pueblo, sin medir las consecuencias que eso ocasionó en el medio ambiente.
La naturaleza lo dejó hacer hasta que su fuerza marcó el destino del desafiante proyecto, y la inundación lo destruyó Gracias a la buena voluntad de un vecino, todos podremos conocer la historia de Lechiguanas en más de 60 fotos.
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