Incendios en la Patagonia: el bombero Luis Torrens regresó desde el Parque Nacional Lanín
Formó parte de la delegación de la Federación de Asociaciones de Bomberos Voluntarios de la Provincia. La columna que partió desde Cañuelas se dividió en dos: una fue a El Bolsón, la restante a Aluminé, donde estuvo el sampedrino. Narró su experiencia en la montaña y agradeció el apoyo del cuartel y sus compañeros.
El contingente de bomberos voluntarios que conformó el equipo de 100 brigadistas que viajaron y trabajaron en el Parque Nacional Lanín, en Neuquén, regresó a la provincia de Buenos Aires.
En el grupo se hallaba el sampedrino Luis Torrens, quien en la mañana de este jueves retornó a nuestra ciudad, donde fue recibido por sus familiares y colegas. “Fui a representar al cuartel, a la Regional y a la Federación”, destacó.
“A medida que íbamos avanzando en el camino, llegando al lugar la gente comenzó a manifestarse, contenta de que le diéramos una mano. Después, cuando llegué allá entendí la realidad de lo que pasaba”, dijo Torrens, cuya columna se dirigió hacia la zona de Aluminé -el sector más complicado-, mientras otra fracción fue hacia El Bolsón.
Describió la gravedad de los incendios, que no cesan y cada vez avanzan en la superficie, próximo a traspasar hacia territorio chileno.
“Lo que se está quemando son las plantas milenarias (araucarias), que crecen un centímetro por año, y llegan hasta 50 metros de altura, por lo que estamos hablando de años de forestación que está siendo afectada”, indicó.

Sobre su trajinar diario, contó que eran 120 personas “que nos trasladamos todos los días en camioneta hasta la montaña. Hacíamos tres horas de viaje, partiendo a las 5 de la mañana. Luego trabajábamos en el lugar hasta las 16.00, momento en que comenzaba a soplar el viento fuerte y buscábamos un lugar seguro”.
Además del riesgo al que se sometía permanentemente, no todo salía como pensaba la dotación. “A veces todo el trabajo de la mañana era en vano, porque el fuego sobrepasaba la línea de defensa que trabajábamos, reavivándose y tomando mayor dimensión”.
El regreso al campamento era a las 20.00, se acostaban a la 1.00 de la madrugada y a las 5.00 nuevamente emprendían la rutina, “arrancar y tratar de controlar la situación”, comentó.
Detrás de él estuvo la institución en todo momento y sus compañeros -a quienes agradeció el apoyo-, preocupándose por su estado sabiendo del compromiso que asumió al presentarse como voluntario. A su favor tenía la especialización como brigadista y el espíritu bomberil intacto: ser un servidor público.
Ahora piensa volcar su experiencia ante el cuerpo activo y llegar a “formar una brigada forestal en el futuro”.
Torrens fue uno más entre quienes se despliegan con sabiduría en medio de las llamas. Esto evidencia que la peligrosidad está latente en todo momento, ya que enfrentan los incendios al límite en un lugar complejo por su geografía.
Pese a las inclemencias adversas, que por el momento no hubiese daños materiales en viviendas ni heridos, y la fauna permanezca intacta, en este aspecto el resultado destaca el éxito de la misión, de la que fue protagonista junto a sus colegas bonaerenses.
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