Cementerio: empleado acusado de fraude faltó 450 días y ahora tomó licencia
Los hechos se investigan desde julio de 2022 pero los sumarios administrativos no prosperaron. Eran cuatro empleados acusados de estafar a familiares de personas fallecidas con venta de mármoles, placas, ubicaciones y otro servicios. El caso más paradigmático es el que muestra que el recibo de sueldo bruto de quien más irregularidades cometió fue de casi 351 mil pesos y volvió a tomar "licencia".
Las historias del cementerio se relatan en un frondoso archivo de denuncias publicadas por La Opinión en los últimos años. Dependientes castigados por cuestiones políticas, empleados contratados por decreto, funcionarios que intentaron llegar a su jubilación pasando a planta permanente o municipales de trayectoria y eficientes forman parte de un elenco dispar que logró un buen equilibrio desde que Martín Noseda se hizo cargo de la necrópolis y logró mantener durante varios meses una gestión ordenada.
Sin embargo, la desigualdad entre los que trabajan y los que no siempre ha dado pie a que trasciendan conductas que especialmente en julio de 2022 llegaron a la Justicia en forma de denuncia.
Varios damnificados lograron relatar de qué manera habían sido estafados por empleados del lugar con distinto tipo de servicios: pintura, provisión de mármoles, búsqueda de espacio, floreros y otros elementos que eran saqueados de una tumba aparecían relucientes en otras a cambio de un pago.
“Sí, está la situación de tres empleados que fueron citados por el área de legales ya que hay una denuncia formal por una reducción de cuerpos que no pasó como corresponde por la administración municipal. Y uno de ellos también aparece involucrado en los otros episodios denunciados”, dijo Américo Quintana el 10 de julio del año pasado cuando fue consultado por las medidas que se tomarían para con quienes habían medrado en detrimento de los dolientes y de sus propios compañeros de trabajo.
Los sumarios se abrieron pero nunca este medio logró un informe sobre sus conclusiones. Tampoco los damnificados tuvieron la suerte de ver resueltas sus situaciones, porque prefirieron reparar sepulcros y tumbas antes de lidiar con los tiempos de expedientes que no les devolverían la tranquilidad.
En enero de 2023, La Opinión publicó un resumen de lo que sucede con quienes se sienten protegidos para ausentarse de la jornada laboral mediante distintos beneficios que les otorgan la seguridad de no ser sancionados. Entre ellos los que solicitan licencias psiquiátricas eternas o manifiestan dolencias incomprobables.
El caso del empleado acusado de estafar a contribuyentes en complicidad con su pareja “quedó frenado” cuando amenazó con acudir a los medios a “contar todo lo que sabía”. Nunca lo hizo, pero tampoco regresó a sus tareas. Hasta que a fines de octubre apareció en las oficinas del Cementerio porque, de no hacerlo, podía arriesgar su estabilidad.
No cayó bien que tras más de 450 días se le entregara un recibo de sueldo con un básico de 218.900 pesos a los que se suman sus 15 años de antigüedad por un monto de 32.800. Hasta allí todo normal, pero luego en la liquidación aparecen dos ítems verdaderamente increíbles: “premio por conducción” de 21.800 pesos; “bonificación por función especial”, con 76.619 pesos; y, pese a que no va a trabajar, tiene 1731 de refrigerio.
Lo que impresiona es que tras dos días de asistencia presentó una nueva licencia y lo que más indigna es que se la concedieron. El hombre tiene cerca de 93.000 pesos de descuentos entre jubilación y sindicatos a los que está afiliado. Esta situación es la que hace que muchas veces “paguen justos por pecadores” y descienda la voluntad de hacer algo más que lo que a cada uno le corresponde en su jornada laboral.
Como para muestra basta un botón, recordamos el caso de una mujer que el 17 de julio de 2022 tras presentar su caso en la Fiscalía relató en el programa Radio Cuarentena lo que le había sucedido:
Mary relató su caso. Contó que cuando hace tres meses su marido falleció, un sobrino de Santa Fe que la ayudó con los trámites le consultó al empleado del Cementerio por el tema de la tapa. la respuesta fue que podrían colocar una cuando ellos quisieran. Detrás vino la oferta.
El empleado le ofreció la familia una tapa de mármol negro con cruz de bronce que estaba al lado de la tumba en cuestión. Les dijo que era de una mujer que la quería vender y les pasó el teléfono. La reconstrucción permitió establecer que la ”vendedora” no era otra que su esposa, acaso cómplice en lo que podría considerarse una estafa.
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