Es común que con los días largos y las temperaturas agradables las personas comiencen a realizar más actividad física de lo habitual, como así también a ejercer más control sobre lo que se come. Con un objetivo claro: llegar al verano en una mejor versión física. 

La presión social que nos imponemos por responder a un estereotipo corporal trae consigo buenas y malas consecuencias.  Lo bueno es que al menos durante un tiempo se mejoran los hábitos, y lo malo es justamente eso mismo, solo durante ese tiempo antes del verano. Además de lo inalcanzable y frustrante que resulta responder a estos patrones socioculturales de belleza.

¿Cómo bajar esos kilos rebeldes?

Existen varias maneras de lograr un balance energético negativo, que van desde no comer (ayunos prolongados) hasta la restricción de alimentos calóricos en la dieta, el más común, la harina.  

Por supuesto que no se recomienda nada de eso, excepto que esté controlado por un nutricionista, lo mejor es sostener un estilo de vida saludable durante todo el año. 

Algunos tips para el calor que pueden ayudar al descenso de peso: 

• La mitad del plato a consumir de color (con verduras)
• Consumir alimentos fríos (ensaladas frescas)
• Hidratación constante
• Evitar picoteo de alimentos ultra-procesados hipercalóricos 
• Controlar el consumo de Gaseosa

¿Y la actividad física? ¿Es mejor en ayuno para bajar más rápido? 

No, el fundamento de hacer actividad en ayunas es por la utilización de reservas de tejido adiposo desde el comienzo de la actividad, ¿Y el músculo? se cataliza, se usa, se rompe. Además del riesgo de salud y el bajo rendimiento de la persona. 

Mejor comer bien y jugar un partidito de fútbol, correr, andar en bici, nadar, o lo que sea. Eso sí, superar los 50 minutos de actividad para activar el sistema oxidativo y la utilización de la grasa corporal, si es lo que se tiene como objetivo. 

Para más detalle y mejor información comunicarse siempre con un licenciado/a en nutrición. 

Nutricionista Juan Pablo Corleto → WhatsApp