Asesinaron al “Trinche” Carlovich: “Era extraordinario”, aseguró Carlos Guerrero, el sampedrino que compartió equipo con él
El exdelantero fue compañero suyo en Central Córdoba de Rosario en la década del 80 y recordó en diálogo con La Opinión los momentos que compartió con el ídolo que perdió la vida el viernes a los 74 años luego de que un delincuente lo hizo caer de su bibicleta para robársela. "He tenido muy buenos compañeros al lado pero el Trinche rompía el molde", admitió el también exentrenador. Y agregó: "Hay algo que nadie dice y es que se cambiaba en la utilería".
Tomás Felipe Carlovich falleció el viernes pasado a causa de las lesiones que le produjo un delincuente (hay un detenido con prisión preventiva acusado de ser el autor material del hecho) en su Rosario natal cuando quiso robarle la bicicleta en la que pedaleaba y la noticia consternó al fútbol nacional. Incluso, llegó a medios de comunicación de Europa y una multitud se reunió el sábado en el estadio Gabino Sosa a despedirlo, entre ellos su amigo sampedrino Atilio Baltar.
Quien no estuvo en su último adiós fue Carlos Omar Guerrero quien fue uno de los pocos futbolistas locales que compartió plantel con el "Trinche" en Central Córdoba de la ciudad santafesina entre 1981 y 1983 y en una entrevista con La Opinión lo recordó como "un tipo extraordinario" con el que tenía "una relación muy buena": "A mí me apreciaba mucho. Llegué en el 81 y perdí la tabla de goleadores por un gol porque no jugué el último partido, hice 28 goles. Cuando terminó el torneo me llevó a jugar a Bigand unos torneos nocturnos que eran impresionantes. Me llevaba para ganar unos mangos, me pasaba a buscar y todos cobrábamos la misma plata. Era muy compinche con todos, era de estar con todos, cero camarillas, cero diferencias con ningún compañero, era un tipo bárbaro".
Acerca de cómo fue como deportista, "Chupete" lo describió como "muy exquisito" y admitió que fue el mejor con el que compartió una cancha. "He tenido muy buenos compañeros al lado pero el Trinche rompía el molde, era muy buen jugador. Para el fútbol de hoy muchos dicen que era lento, era una especie de Redondo: Tenía tranco largo, con la pelota en los pies era imposible sacársela, muy técnico y veloz mentalmente porque antes de que le llegue la pelota sabía lo que iba a hacer. Le tirabas con cualquier cosa y la paraba, tenía facilidad para parar de cualquier forma la pelota en un tiempo. Tenía un panorama de cancha fabuloso, podía estar gambeteando con dos tipos encima y tirar un pelotazo que sabía dónde la iba a poner. Era muy poco apegado al gol porque no le importaba hacer goles sino pases gol", explicó
Además, sostuvo que "nadie entendía" que solo le gustaba "jugar a la pelota" y que no quiso "vivir del fútbol" ni "ser profesional". Y agregó: "Vivió siempre en la casa de los padres, era muy apegado a sus cosas, su barrio sus costumbres. A él le gustaba andar en bicicleta, era un bohemo de verdad, no pensaba en la plata, era sencillo y cuesta creer que haya gente así que no le guste transcender. Él fue grande porque la gente lo hizo grande. El no pidió que lo hagan así, la gente lo hizo así".
–Carlovich. Foto: Juan José García.
Carlovich hizo casi toda su carrera en Central Córdoba porque apenas jugó un puñado de partidos en otros clubes como Rosario Central, Flandria, Independiente Rivadavia de Mendoza y Colón de Santa Fe. Guerrero deschavó el mito de que "era vago" y aclaró que "no fumaba ni tomaba" ni tampoco concurría a "boliches". También, recalcó que tenía un "perfil bajo" y que era "tímido a pesar del desparpajo que tenía para jugar al fútbol".
"La gente en Buenos Aires iba a verlo a él. Nos bajábamos del micro y la gente preguntaba si jugaba él, que siempre se bajaba último porque estaba durmiendo. Tenía una particularidad que nunca la dicen: él siempre se cambiaba en la utilería, nunca en el vestuario con nosotros. Andaba con cordones desatados, sin vendas ni canilleras, entrenaba siempre con botines. Nosotros siempre jodíamos en el vestuario con música y eso y él se cambiaba en la utilería porque le gustaba estar con esa gente. Él como era más grande que nosotros tenía esa particularidad y no porque era malo, era un tipo extraordinario, muy callado", relató el sampedrino.
Por último, admitió que en los últimos años no tenía contacto fluido a pesar de que en ocasiones lo pudo haber visitado en su Rosario natal y que una vez dialogó con él por el celular de Baltar "Nosotros antes no teníamos ni teléfonos fijos, los saludos eran por intermedio de alguien iba o venía. Él no tenía WhatsApp y yo no uso Facebook ni nada. Me han invitado muchas veces para ir a Rosario a la casa de él, pero no he ido porque cuestiones de trabajo. ir a Rosario de noche es complicado", cerró.