84 Viviendas: la historia de Valeria, "el alquiler vence en julio" y se tiene que mudar aunque no termine
[VIDEO] Esta empleada municipal salió sorteada con el número 63 y su casa está entre las más postergadas. Ya vendió lo que tenía para poder avanzar pero no llega a tiempo. Las cenizas de su abuela descansan bajo las raíces del árbol que plantó en su jardín.
Las semanas pasan y se cumplen cuatro meses desde el día en que los preadjudicatarios de las 84 Viviendas ingresaron a las casas de las que ya tenían las llaves que les entregó el municipio.
La Opinión ha estado en el barrio desde que comenzaron las máquinas a preparar el suelo y vuelve desde que la empresa ALFA se fue del obrador con los certificados y los pagos de una obra que no terminó.
Las historias de cada vecino difieren según la ubicación que les haya tocado en suerte y sus posibilidades también. Sólo los iguala la estafa de la que fueron víctimas y las mentiras que hasta el día de hoy soportan a cambio de recibir algún elemento que necesitan. También los iguala su condición ante el suministro eléctrico, porque a ninguno le han habilitado un medidor.
Valeria tiene un termo bajo el brazo y un mate. Es una mañana fría y una decena de vecinos se han reunido en el obrador para saber si habrá nuevas entregas. Dentro de su casa hay una hornalla prendida y un amigo que emparcha las grietas que quedaron entre los marcos de las puertas. El jardín ya está delimitado, un alambre y un árbol.
“Mi abuela me protege”, dice la mujer que esparció las cenizas en el lugar donde luego planto un árbol. La cocina y el baño no tienen nada instalado, el techo se llueve y las cañerías de luz penden de un milagro.
“No puedo entrar ni con la moto”, relata cuando se le pregunta por qué no vive allí. Tiene contrato hasta julio y ese día no hay opciones: se tiene que mudar.
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