84 viviendas: entregaron un balde de pintura, un kit de baño y un caño para el pilar de luz
Llegaron con un camión y citaron a las familias en el obrador para retirar lo que les pertenece. Estiman que lo hacen para prevenir inspecciones por los avances que certificó el municipio y cobró la empresa cooperativa ALFA.
[...] el problema principal del esclavo no son en sí mismas las distintas calamidades que tiene que soportar día tras día por su condición de esclavo (...) sino que es, más bien, la matriz de pensamiento que no le permite cuestionar su esclavitud. [...]
El síndrome del esclavo satisfecho no es un término recogido por el DSM (Diagnostic and Statistical Manual) ni por ningún otro manual de diagnóstico psiquiátrico pero bien puede formar parte de las actitudes “de manual" de la construcción del poder en Argentina. Nada peor que un ser humano resignado a depender de la voluntad ajena, a su creencia de sumisión y a la constante reverencia agradecida.
Es sólo una introducción para el nuevo capítulo que el miércoles escribieron los dueños del futuro de las 84 familias sorteadas para habitar una vivienda en el Barrio Depietri.
Un funcionario de gobierno, confirmó a una de sus referentes e informantes en el barrio sobre la llegada a las 10 de la mañana de materiales para terminar las casas y que podían demorarse “porque no tienen todo ahí y tienen que pasar por otro depósito”.
Así es la comunicación entre vecinos, informal, sin dejar más huellas que las necesarias y con el propósito de que se vea que elementos que ya deberían estar colocados por la empresa constructora llegaron a manos de los preadjudicatarios.
“Si falta algo es problema de cada familia”, es la respuesta que se prepara para la batalla legal que se librará a futuro y que irá en detrimento de quienes esperan cada día que mágicamente llegue una solución.
Hay vecinos que vendieron todo lo que tenían y ya están viviendo con sus familias en el lugar, otros que sólo tiene lo que cobran por día y no llegan y una buena porción que ha puesto al cuidado de terceros la construcción que tienen destinada.
¿Qué entregaron?: caño y codo para la futura instalación del pilar de la luz (hoy todo el barrio está enganchado de manera ilegal y peligrosa), un kit de baño con porta rollo de papel higiénico, jabonera y toallero más un balde de pintura.
Para quien no tiene nada es mucho, para el que tuvo suerte no significa nada y con eso ya es un barrio que nació dividido. Basta observar las diferencias para entender la crueldad con la que se ha dinamitado la conviviencia y el espíritu de luchar en común por un objetivo compartido.
La Justicia nada dice porque debe acompañar los tiempos de la política, demorar resoluciones antipáticas y mantener la incertidumbre sobre la legalidad de todos los actos.
En síntesis: sentar todos los precedentes para que los ocupantes no sean usurpadores pero tampoco legítimos dueños de la casa por la que están dispuestos a pagar una cuota porque hasta febrero muchos pagaban alquiler o vivían en casas de familia.
Entre camión y camión se naturaliza la situación y ya no hay quien comprenda que el preadjudicatario que no ocupó su casa tiene tanto o más derechos que quien decidió instalarse.
Le pasó a David Castañares, el discapacitado que recibió una vivienda; la entregó a cambio de materiales y un rodado para devolverla en menos de 72 horas tras firmar un acta en la que renuncia a su derecho sin necesidad de hacerlo.
Ya no es querido en el barrio, no le perdonan esa conducta y por más que la ley esté de su lado, cree que no tiene autoridad para exigir a la empresa que cumpla con las condiciones, termine la construcción y le entregue la casa equipada para personas con movilidad reducida.
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