Zorros y Leones II
“Hace igualmente muchísimos años que no me siento objeto de un odio desinteresado. Mucho se me condena por rodearme de aventureros sin escrúpulos que se enriquecen a espensas de los cargos que les otorgo. Sí; a veces pienso que es la ingenuidad de su codicia lo que me gusta de ellos; no pretenden amarme por mí mismo sino por lo que obtienen” Carta del Emperador JULIO CESAR a Lucio TURRINO en la isla de Capri. THORTON WILDER- “LOS IDUS DE MARZO”. Poco sabemos de la vida de CESAR aquel majestuoso emperador que gobernó ROMA y logró conquistar hasta a los egipcios y a su reina, CLEOPATRA a quien llamaba “Madame Cocodrilo”, sí les recuerdo que existieron muchísimas conspiraciones dentro de su mismo “sector político” si se puede llamar de esa manera a quienes lo apoyaban. CICERON y otro escritor no tan conocido SUETONIO han contado con lujo de detalles la vida, obra y el final de la República Romana dirigida por el “Dictador CESAR” y lo coloco con comillas porque en realidad para aquel entonces era un cargo “normal” ya que era alguien que dictaba leyes, decretos, resoluciones, etc. en cualquier momento del día teniendo secretarios amanuenses (varios) a su alrededor quienes escribían y enviaban ese material a los funcionarios para que apliquen las órdenes impartidas. El gobierno de JULIO CESAR debería ser estudiado detenidamente por quienes hoy pretendieran dedicarse a la política como arte de gobernar con honestidad y sentido común. El asombro del Dictador cuando descubre quiénes lo están apuñalando a su propio hijo Marco Bruto y le dice: “ Tú también hijo mío!!!”, es patética quizá por lo inesperado, aunque eran sabidas las advertencias que muchos le hicieron en ese sentido y, en especial, CICERON, con quien discutía casi todas las noches y a quien acusaba de “excesivamente intelectual”. Dos mil y pico de años después seguimos discutiendo el papel de los intelectuales!!! Un libro comentado en la Revista Ñ del sábado pasado del escritor Carlos ALTAMIRANO, “INTELECTUALES” sobre el papel que les toca desempeñar a los pensadores frente a la sociedad, incluyendo, claro está, a gobernantes y ciudadanos comunes así lo certifica una vez más. Muchos les asignan esa especie de magistratura del espíritu, una suerte de misión que se autoproponen los mismos intelectuales, dice este autor. Y en ese sentido afirma que heredaron una función que en la antigüedad tenían los sacerdotes: escribir sobre el origen de la sociedad, qué es un orden justo, cómo debe organizarse una comunidad, etc. etc. Un SARMIENTO, para poner un ejemplo, fue un intelectual absoluto, sin embargo cuando le tocó caminar “en el barro” (gobernar, gestionar), lo hizo también con absoluta capacidad. Eso sí, tenía mucho de zorro y mucho de león, todos lo sabemos y así superó la barrera de la historia y los cuestionamientos.- por el Dr. Elvio Macchia