Zanjón de La Cruz: la antesala de la Avenida Sarmiento donde se tiraba la basura
"Garzas, cigüeñas, patos, benteveos y pechos-colorados, ese lugar estaba lleno de tortugas; tortugas grandes, que pesaban entre dos y tres kilos", recuerda la publicación de los Amigos del Patrimonio Cultural sobre la zona baja del Tiro Federal..
ESTA PUBLICACION Y SU FOTO PERTENECEN AL MURO DE FACEBOOK DE LOS AMIGOS DEL PATRIMONIO CULTURAL DE SAN PEDRO
Hoy me puse a charlar con un viejo vecino, algo mayor que yo, y estuvimos recordando el zanjón de Avenida Sarmiento… Por cierto, muchos ignoran que a partir de la calle Yrigoyen, esa doble huella (futura Avenida Sarmiento) albergaba un cañadón central, a cielo abierto, que terminaba desaguando en La Cruz… Y allí teníamos ranas hasta para hacer dulce, y bichitos de luz (luciérnagas, si lo prefieren) en tal cantidad, que el alumbrado público sobraba… Bueno, lo de Alumbrado Público también es un decir: sólo había una lamparita cachuza, de corriente continua, en cada bocacalle…
En el Zanjón de La Cruz se tiraba la basura del pueblo, y quiero creer que, cuando se niveló la Avenida, previo a su pavimentación, todo el basural quedó sepultado por toneladas de tierra… Y el callejón de abajo? Supongo que es una historia aparte. Desparejo, sinuoso, y no siempre transitable. Pasando el Tiro Federal había una zona baja y una alcantarilla, y a la menor crecida el río ingresaba y junto a la humedad, ingresaba el bicherío… Además de las garzas, cigüeñas, patos, benteveos y pechos-colorados ese lugar estaba lleno de tortugas; tortugas grandes, que pesaban entre dos y tres kilos.
“Un día, la vieja preparó un estofado para toda la familia, con una sola tortuga: carne blanca y sabrosa, me acuerdo… Por la orilla del río, cubierta de juncos, canutillos y carrizales, pastaban las vacas y los caballos, y había un barro negro y pegajoso, de tanto pisotear los animales. Y pequeñas entradas de agua, dársenas escondidas, donde los vecinos dejaban las canoas, y cada tanto se tapaban de barro. Sí, me acuerdo, estaba la familia Leiva, y los Arriola, Cafieri, Ramírez, los Aranda, Albacete, y Don…” Nombró un par más de vecinos, y siguió dándome detalles, porque él solía andar mucho por ahí, en su juventud, cuidando los animales".
Había un solo teléfono en el barrio, y estaba en el Almacén de Raillón, que luego compró Detto, en el cruce con San Martín. Almacén de Ramos Generales y también Boliche, aclaremos, donde se iba a buscar la provista y de paso, cañazo. Un día, hubo que hacer una llamada, algo muy poco frecuente, y éste amigo subió por la escalerita del Tiro, y pidió una comunicación. “Me atendió La Negra Huber, de la Unión Telefónica, y me dijo que tenía cuatro horas de demora. Entonces bajé de nuevo, tomé unos mates con…, y después de un buen rato volví. Igual hubo que esperar la llamada”.
En lo personal, si es que puedo inmiscuirme en ésta historia, recuerdo haber cazado ranas en la zanja de la (futura) Avenida Sarmiento con los hermanos González, padre y tío de Cascote. Y hoy seguimos tan amigos como entonces. También recuerdo a un tipo de avería, que andaba siempre calzado y provocaba a todo el mundo, pero no a nosotros, vaya a saber porqué... Creo que su apellido era Cardozo y puede que también recuerde el nombre, aunque tal vez sea más prudente dejarlo pasar. No te parece, Eloy?
Y un tal Peralta, el Gordo Peralta, que medía como dos metros y seguía en 4° Grado, y un día quiso enfrentar al Director y terminó en 5°, tras abrir bruscamente (y en pleno retroceso) la puerta que separaba un salón del otro, en la vieja Escuela 6… Eso no me lo contaron: lo vi yo. Y todos los que estaban en la clase. Me estoy yendo de tema? Por supuesto. Cada una de estas historias contiene otra historia incrustada, y la gracia suele estar en los detalles, y así sucesivamente, como si éste relato fuese también una mamushka de momentos perdidos…
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