“Yo lo miraba y me preguntaba… ¡Tan perfecto sos vos!”
Con la condena de Alejandro “Cano” Pardo, se cierra una historia de silencio e impotencia para una familia que le había brindado toda su confianza. Un caso que se repite en muchas familias pero que pocas veces trascienden.
La semana pasada se conoció la sentencia sobre uno de los casos de abuso sexual más impactantes de los últimos tiempos, por sus características y por tratarse de una persona de bien, con un notable grado de inserción en la sociedad, sin márgenes para la sospecha.
El Juzgado en lo Correccional Nº 2, a cargo del Dr. Sebastián Zubiri, dictó sentencia sobre la causa caratulada Abuso Sexual Reiterado, contra Alejandro Daniel Pardo, apodado “Cano”. En la misma, se especifica el abuso sexual sin acceso carnal de dos menores de 15 y 9 años, cuya denuncia fuera radicada en el año 2007, refiriendo tocamientos por parte de una persona cercana a la familia denunciante y cuñado de las víctimas.
El Juez admitió la realización del juicio abreviado firmado por la defensa a cargo del Dr. Hugo Lima (h) y la Fiscal de Juicio Dra. Gabriela Ates, en donde acordaron la pena de tres años de prisión de ejecución condicional, por la carencia de antecedentes penales del abusador.
“Abusó de nuestra confianza”
Fueron muchos años de silencio y dolor profundo. Tomando una actitud y entereza encomiable, pocas veces vista en un caso como este, el padre de las víctimas quiso hacer públicas sus declaraciones y la identidad del abusador.
“Si no se sabe quien es el abusador queda todo por la mitad, es como si quedara en la nada. Se lo sentenció a tres años de prisión en suspenso por un acuerdo entre la Fiscalía y los abogados de Alejandro Daniel Pardo, alias “Cano”, así se llama”, dijo en forma contundente el hombre.
“Es una persona que abusó de nuestra confianza durante cinco años. Estuvo dentro de nuestra casa, fue uno más de nuestra familia. Una persona que no daba lugar a sospechar en lo más mínimo, porque tiene una doble personalidad”.
“Yo quiero advertir a la población que esta persona puede ingresar a su casa de esta manera y abusar de la confianza de todos. Es una persona para tener cuidado, porque no da lugar a la sospecha, es muy perspicaz”, declaró el padre sobre la personalidad de Pardo, que reproduce las conductas de personajes de historia similares.
“Yo me di cuenta desde un primer momento sobre lo que relata mi hija, quien en ese momento tenía nueve años. Como hombre, me di cuenta que algo pasaba. Por la manera de pensar me di cuenta. Además, al poder consultar a algunas personas, pude saber que estos sujetos primero impactan mejor a las mujeres. ¡Con mi hija era un Lord inglés! Hasta le habría la puerta del auto cuando se bajaba o subía. Mi hija agradecía a Dios con la persona que se había casado en el mes y cuatro días que duró el matrimonio. Se rompía una lamparita el iba y la cambiaba, le juntaba la ropa a mi señora, yo lo miraba y me preguntaba… ¡Tan perfecto sos vos!”, narró el ex-suegro del abusador.
El padre de las víctimas relató la cruda realidad por la que le tocó atravesar a toda la familia: “Todo comienza un Sábado a la noche, cuando mi hija miraba TV con nosotros. Era una serie donde se trataba la situación de una menor embarazada a los once años. No sé que asoció mi hija, reaccionó y contó todo. Esa misma noche llamé a toda mi familia y a él, quien en parte reconoció todo ante mi hija. Al Lunes siguiente me entrevisté con una psicóloga y el Martes hice la denuncia en la Fiscalía”.
“Esta persona anda en la calle. No creo que sea de peligro mientras transita. El peligro es después, cuando se le da confianza. Es una persona joven que hoy tiene 27 años”, describió.
“Hoy mi familia está superando la situación, principalmente mis hijas. La mayor hoy ha recuperado su vida, trabaja, tiene nuevo novio y está muy recuperada”, explicó con lágrimas en los ojos.
Durante la investigación se comprobó que las víctimas fueron abordadas mediante tocamientos y roces con connotación sexual, mediante juegos o actitudes como tales.
Se probó por las declaraciones de las menores, quienes describieron con claridad las circunstancias de tiempo y modo de realización, detallando las reacciones de su agresor y los rechazos que realizaban ellas. El Juez las consideró manifestaciones sinceras, coincidentes y con un lenguaje propio de su edad. A todo esto también se sumaron los informes psicológicos realizados por los peritos oficiales pertenecientes al Centro de Asistencia a la Víctima,
Finalmente, no hubo eximentes ni justificantes que amparen el accionar del condenado, por ello la calificación final fue Abuso Sexual Simple sin acceso carnal.