Volverá al Garrahan el niño asistido por desnutrición
El pequeño de dos años ya superó los ocho kilos y su hermanita salió del cuadro. La semana que viene volverá al centro pediátrico porteño para continuar con una serie de exámenes. Secretaría de Salud y servicio social monitorean el caso, que provocó polémica en las redes sociales. Leonela, la madre de los chicos, acompaña el proceso de recuperación.
Un mensaje que se viralizó el jueves pasado pedía solidaridad para “dos niños desnutridos que necesitan ropa y calzado”. La Opinión reveló ese día la historia de dos de los hijos de dos y un año de Leonela, quien aseguró que nunca había descuidado a los pequeños.
Desde hace aproximadamente un mes, ambos permanecen internados en el ala de Pediatría del Hospital local, tras la decisión que tomó el secretario de Salud, Guillermo Sancho, a raíz del cuadro de desnutrición que, sobre todo el varón, padecen desde hace tiempo.
“Es así: tienen un cuadro de desnutrición. Están en el Hospital internados para aumentar de peso. Es un caso social largo y complejo”, reconoció el médico.
El viernes, la madre viajó con los chicos para una serie de exámenes que debían practicarle al nene, que es el que presenta mayores complicaciones.
“Están bien. La nenita está en su peso normal y el chiquito en ocho kilos y algo, necesita seguir en tratamiento en el hospital”, explicó a La Opinión ayer el titular del área de Salud.
Los estudios que le practicaron el viernes al niño dieron buenos resultados y la semana que viene volverá a viajar al Garrahan junto a su madre. “Va a hacerse una resonancia de cerebro y lo tienen que ver otros especialistas,
vamos a seguir enviándolo a hospital de día en el Garrahan, desde donde nos pidieron hacer unas interconsultas con psicopedagogía, nutrición y eso, así les enviamos nosotros y tienen más información”, detalló Sancho.
Un debate en las redes sociales
En la familia son cuatro hermanos, de los cuales los dos más pequeños son los que tienen problemas de peso y están internados. La madre vivía con su pareja en Santa Lucía, donde ya habían sido asistidos por la situación de vulnerabilidad social en la que vivían y la precariedad de la vivienda que habitaban.
Cuando La Opinión reveló el caso de desnutrición, que sorprendió porque no es habitual que este tipo de patologías se den a conocer en un país que prefiere, desde siempre, esconder sus miserias, la polémica se desató.
Ya las propias autoridades municipales habían apuntado a la madre de los niños al señalar que la internación la decidieron en el Hospital luego de que el servicio social dejara asentado que el caso era de riesgo y que entendían que la colaboración familiar no era la mejor.
“Tomamos intervención con el Servicio Local, porque corría riesgo de que se muera”, aseguró el secretario de Salud.
La versión de Leonela
Desde la habitación 10 del ala de Pediatría, donde sus hijos permanecen internados, Leonela, la madre de los nenes, habló con La Opinión y aseguró: “Hace un año que lo vienen tratando los médicos. No sé cómo empezó, es algo difícil. Yo los vengo controlando todas las semanas, los médicos lo controlan y él no aumenta de peso. Cuando nació sufrió una parálisis, en un bracito y en una pierna”.
Contó que se había venido de Santa Lucía a vivir con sus padres. Tres de sus hijos duermen en una cama de dos plazas. Por lo menos, relató, no están expuestos a las situaciones de violencia de su expareja.
“El papá tiene problemas con el alcohol y no traía plata a la casa, se la tomaba, y no había para darles de comer”, aseguró.
Leonela sostuvo que “siempre” llevó al niño a los controles. Lo hizo con la documentación en mano, aunque incompleta. “Como mamá siempre me ocupé”, dijo.
La Opinión le preguntó sobre las consultas en el Garrahan, luego de que surgieran versiones acerca de que llegaba a Capital pero no llevaba a los chicos al médico.
“Al Garrahan fuimos dos veces. La primera el médico nos hizo hacer una resonancia, que la tengo acá, y la vieron”, contó.
Su relato fue revelador y animó a otros a contar que, en ciertas ocasiones, sufrieron la misma situación con un chofer de la combi que los llevaba a Buenos Aires.
“Cuando fuimos la segunda vez, el chofer me mandó un mensaje a las 12.00 porque se tenía que volver la combi y él tenía turno a las dos de la tarde y a las cuatro, me preguntó si podía volverme en otra cosa. Yo no conozco Buenos Aires, entonces me volví. Vine a hablar con Britos y lo escribí en el libro de quejas”, contó.