Voluntarios comenzaron a construir ampliaciones en el Merendero Benefactora
Este miércoles llegaron al merendero que gestiona en su casa Raquel Altamirano voluntarios dispuestos a construir una galería en el frente de la vivienda. Los materiales fueron costeados por ellos en su mayoría y otros son producto de donaciones. El sábado, para Sin Galera, Raquel dio cuentas de los problemas que afronta el funcionamiento del comedor. "Los chicos entran en dos tandas a cenar de noche. Entran los más chiquitos a casa y los más grandes necesitan un lugar para esperar", explicó esta tarde sobre la utilidad de la ampliación.
Este miércoles, Raquel Altamirano, la mujer que gestiona un comedor en su propia casa que da de comer a más de 60 chicos cada día, despertó con una sorpresa: voluntarios con materiales llegaron hasta el "Merendero Benefactora" para construir las ampliaciones que necesitan para funcionar.
"Una alegría. Emocionada desde que me desperté. Ya estaban acá los chicos. Sorprendida porque no sé cómo iban a dejar, manejaron la situación ellos. Están trabajando en algo que en toda mi vida no lo había podido hacer", dijo Raquel, emocionada.
Eduardo Chaín, Marcelo Lays y Diego Sancerro, junto al constructor Juan Delgado, llegaron por la mañana y comenzaron a descargar los materiales que costearon para la construcción de una galería abierta en el frente, donde los chicos pueden jugar, comer y estar los días que llueve. La arenera Spósito donó arena para la obra y el Municipio aportó algunas chapas.
"Los chicos entran en dos tandas a cenar de noche. Entran los más chiquitos. Y los más grandes necesitan un lugar para esperar. El comedor está en el fondo de mi casa", explicó Raquel, que el sábado pasado dio una nota en el programa de radio Sin Galera en la que reconoció estar "cansada".
"Se han deteriorado muchas cosas. Se nos rompió el tanque de agua, hay vidrios rotos, las paredes con humedad. Estaba muy triste. Acá uno ayuda. No me estoy quejando, voy a hacer esto hasta el fin de mis días, pero me sentía como sola. Somos seres humanos y uno necesita una manito en la espalda o una palabra de aliento", dijo este miércoles cuando empezó la obra.