Violencia y tensión tras desalojo de una vivienda
Tres hombres fueron excluidos perimetralmente de una vivienda. La medida provisoria dictada por la Jueza de Paz Estela Maris Ruíz tiene vigencia por 30 días desde el pasado jueves y es consecuencia de una causa iniciada en 2012 por denuncias de violencia familiar. El hombre desalojado acusa a su mujer de usurpar la vivienda con “su amante”, mientras que su esposa, documentación en mano, sostiene haber recuperado a su hijo luego de más de 30 años.
Una orden de exclusión perimetral por 30 días pesa sobre tres hombres mayores de edad desde el jueves. Policía, por orden de la Jueza Estela Maris Ruíz, obligó a los hombres a mantenerse alejados de la vivienda, donde la denunciante vivía con sus hijos, su marido y su yerno.
Una causa por violencia familiar tramita en el Juzgado de Paz local desde el 2012, mientras que la orden judicial llegó la semana pasada luego de un episodio de violencia que involucró cuchillos, machetes y golpes, y que dejó tres heridos.
Una relación complicada
La mujer denunciante dijo ser propietaria de la vivienda y que el inmueble era de su madre. Contó que hace treinta años su hijo de un 1 año y 8 meses fue dado en adopción y que se reencontraron cuando él dio con ella.
Si bien no trascendieron mayores detalles sobre el momento en que fueron separados, la búsqueda comenzó a principios de la década de 1990. En 2012, ya un adulto de más de treinta años, el joven dio con su progenitora.
Llegó desde Quilmes a San Pedro y tocó la puerta de la vivienda que hoy está en disputa. Allí explicó que sus padres adoptivos le revelaron su origen y el nombre de su madre biológica.
En la casa vivían la mujer, su esposo y una hija menor de edad. En el mismo terreno habitaba otra hija, con su pareja. El joven se instaló junto a su madre. Al principio, la relación fue buena pero no duró mucho.
El esposo y la hija mayor de la mujer la acusan de ser “amante” del joven. En ese marco, habría sido expulsada de la vivienda, a la que regresó tras ser operada por problemas en el corazón.
Del otro lado no opinan igual y la consideran una “usurpadora” que “ocupó la casa con su nueva pareja”.
La vivienda está ubicada en un lugar privilegiado, que más temprano que tarde tendrá un valor importante y que podría ser parte de esta disputa familiar no exenta de ataques físicos.
Violencia desmedida
El joven en cuestión fue apuñalado en la zona costal y golpeado en el rostro con una llave francesa. Su “madre” sufrió un corte en su mano en la misma pelea en la que su propio esposo también resultó herido. Los conflictos fueron agravándose con el correr de los días.
La última pelea terminó con el joven hospitalizado y obligó a la Justicia a ordenar la exclusión perimetral de los tres: la suya, del esposo de la mujer y de su yerno.
Ahora, ella permanece en una de las viviendas junto a su hija menor, y su hija mayor en la casa contigua, dentro del mismo terreno.
“Se quieren quedar con mi casa, y nadie hace nada”, se quejó entre lágrimas la mujer, que presentó más de diez denuncias en la Justicia y asegura ser constantemente amenazada.