“Lo único que sé es que el chico del auto iba por Balcarce con medio cuerpo afuera y golpeando el techo. Se refregaba una camiseta de fútbol como con desprecio, como que se la pasaba por sus partes y ahí, por esa pavada, comenzó la discusión”: quien ofreció este relato también había observado que los dos jóvenes que luego fueron detenidos por la policía no eran los mismos que él vio y que le llamó la atención el tratamiento que se le dio a la noticia, porque entiende que los dos varones y la mujer apresados no son los protagonistas de la golpiza que dio origen a esta historia.

“Los que yo vi, salieron del boliche lo más bien con todo el resto de la gente. Pasó bastante hasta que se armó esa pelea”, dijo. Se refería a quien le gritaban “Pará, Matías” y cuyas iniciales son M. J. B. Para los medios nacionales, que durante toda la mañana difundieron el video, la comparación con el caso Báez Sosa fue inevitable y la preocupación de la población creció porque cada fin de semana trae “una pelea con heridos leves”. Pocos imaginan el tenor de esas peleas y que el deporte es reducir al adversario y patearle la cara, como sucedió en las tomas que ya se difundieron.

Ahora apareció un nuevo video, tomado desde un automóvil estacionado sobre calle Balcarce. Las imágenes muestran al joven de remera negra en el piso, al pie de la farola, mientras el otro, de remera blanca, le asesta varios golpes en la cabeza.

Un varón de camisa blanca intenta separarlos y termina pegándole, desde atrás, varias piñas en la cabeza a uno de ellos. Intervienen algunas chicas y otros jóvenes, pero nuevamente aún no se puede certificar si estas personas lograron o no eludir a la policía.

Cuando el chico que estaba en suelo logra incorporarse, siguen a las trompadas sobre el auto. La nueva filmación permite identificar que se trata de un BMW gris que tiene la puerta del acompañante abierta. La remera negra que llevaba uno de ellos para entonces estaba destruida y por eso se la saca.

El último cuadro de la toma muestra a una chica con kimono floreado que pasa gritando algo. Tiene un vaso de “coca”, lleno, en la mano —salía de trabajar, contaron sus amigas a La Opinión, y aunque no conocía a los involucrados intervino para separarlos—y allí culmina todo lo que este medio puede describir hasta que la fiscala Viviana Ramos decida si incorpora también este material a la causa que recayó en su turno.

La reacción insólita por parte de quien vestía la remera blanca con un círculo amarillo en la espalda, cuyas iniciales son V. E., por ahora no parece formar parte de los elementos que pudo aportar en primera instancia la policía. A ese joven un testigo lo vio con la cara ensangrentada.

El mismo testigo manifestó el grado de excitación que presentaban todos, incluidos algunos de los que presenciaban la pelea. “No puede ser que por una discusión pava y de fútbol hayan llegado a esto, y que no puedan frenar; algunos estaban muy descontrolados”, sostuvo tras proporcionar una nueva mirada sobre un hecho que se extendió por varios minutos hasta que llegaron los agentes.

Hay otras versiones y mucha indignación de jóvenes y adolescentes que estuvieron presentes y se quejan porque entienden que alguien no está diciendo toda la verdad. Sostienen que la primera filmación está cortada de manera tal que no pueda señalarse a uno de los protagonistas y que quien lo filmaba tiene una estrecha relación con él. Hay testimonios que indican que quien se burló usando la camiseta de fútbol comenzó a patear la moto que estaba tirada y saltó varias veces sobre ese vehículo a modo de provocación.