Victorio Babbini una leyenda para la educación sampedrina
El ex Director de la Escuela Industrial falleció la semana pasada. La comunidad educativa de la ciudad se conmovió ante la noticia, expresando su dolor y admiración al hombre que supo impulsar la formación técnica en nuestra localidad.
Tras la noticia, muchos ex compañeros y alumnos de la escuela propusieron a sus familiares un homenaje de despedida, en la puerta de la escuela a la que le dedicó tantos años de su vida con tenacidad, disciplina, conocimiento y por supuesto cariño. A las 15:30hs. del jueves 28, actuales alumnos y profesores, autoridades, ex compañeros y alumnos, inclusive algunos padres que participaban en la cooperadora de los primeros años de la Institución, se hicieron presente para darle el último adiós. Emocionante fue cuando los presentes corearon “Babbini presente, hoy y siempre”.
Victorio Babbini quedará en el recuerdo y el corazón de todos los sampedrinos porque su humildad, capacidad, responsabilidad, y amor por la tarea de educar fue en gran parte el motor de su vida. Sostenía que las “cosas” cambiaron mucho y solía decir:” Son otros métodos. Ahora les quieren enseñar muchas cosas, pero pocas en profundidad. Nosotros queríamos que sepan cuatro cosas bien claritas, porque de ahí salen las otras ramas que se unen al tronco. Y ahí está la formación del ciudadano”. El ex director profesaba el respeto mutuo y en sus propias palabras podía escucharse: “Yo respetaba a los alumnos. Nunca le dije a ninguno, sos un cabezadura, un desarreglado, nada ofensivo”. Y solía contar una anécdota muy particular que reflejaba su convicción: “Un día entraron todos juntos y se rompió un vidrio de la puerta. Me avisó el preceptor Paris. Pregunté ¿quién fue, pero no sabían. Entré al aula y les dije a los chicos ?- ¿por este lado está la tormenta? -. Y se empezaron a reír. – Vamos a hacer una cosa; yo no quiero saber quién rompió el vidrio porque entraron todos en un montón. Voy a hacer una orden, vos tomás las medidas, vos comprás la masilla, y en un recreo van a poner el vidrio. Yo lo pago -. Y así fue, lo hicieron muy bien, pero lo hicieron ellos. Así cuidaban la escuela”.
En estos tiempos tan complicados donde chicos, padres, maestros, directivos, y educadores en general parecen sucumbir ante la falta de interés y ganas por parte de todos, deberían recordar las palabras de un hombre como Babbini quien desde un humilde lugar, pero con un inflexible conjunto de convicciones incorruptibles logró interpretar los deseos de los alumnos las normas institucionales y conjugarlas para exponerlas como una obra maestra digna de admirar y sobre todo imitar.
Un buen ejemplo vale más que cien discursos
Babbini fue director de la Escuela Técnica entre 1965 y 1976, cuando se retiró por edad avanzada, y se jubiló. Pero su espíritu inquieto no le permitió quedarse en su casa, y entonces se dedicó a colaborar con la Casa de Ancianos y en la formación de los clubes de jubilados. Un poco para no aburrirse, pero también porque su verdadera vocación era trabajar para la comunidad.
En su prolífica vida, se cuenta que fue un buen estudiante egresado de la Escuela Normal, promoción 1933. Allí se hizo maestro, pero en 1936, se mudó a San Juan, donde se desempeñó como “Director de Escuela Unica” y tuvo a sus dos primeros hijos varones. El nacimiento de su tercera y única hija mujer, fue acá en San Pedro, porque coincidió con las vacaciones de verano pero también, con el terremoto más trágico en la historia de la Argentina. En 1957 regresó y antes de convertirse en el director de la Escuela Técnica, fue Secretario Técnico en La Plata, e inspector de escuelas laicas. En una de las últimas entrevistas realizadas por Marisol Acevedo, para este medio, el profesor decía con humildad: “Nosotros teníamos mucha disciplina y mucho respeto, y aunque los tiempos han cambiado sigo convencido que para cualquier joven, un buen ejemplo, vale más que cien discursos”.