Victoria, un pueblo de ejemplo
Sra. Directora La Opinión y La Radio, Lilí Berardi.
Escribo esta carta porque quiero compartir lo que nos sucedió hace unos pocos días en la ciudad de Victoria, provincia de Entre Ríos.
Somos un matrimonio de jubilados que decidimos ir a pasar un fin de semana largo para disfrutar de las termas y de la belleza tranquila de esa ciudad entrerriana; y hacia allí partimos el viernes 18 de febrero del corriente. Alquilamos un departamento con cochera para guardar nuestro autito, y el domingo a la noche nos encontramos con que una camioneta obstruía el paso, y para no molestar, lo dejamos estacionado afuera.
El lunes, cuando nos levantamos y nos estábamos preparando para iniciar el regreso, nos encontramos con la sorpresa de que alguien había abierto la puerta del auto y nos habían sustraído las cañas de pescar que se encontraban en la funda y una cámara digital. Dudamos en hacer la denuncia porque nos hemos acostumbrado a que raramente aparezca nada de lo robado, pero decidimos ir a la policía.
Fuimos tratados con total amabilidad y diligencia y nos tomaron la denuncia; un oficial nos informó que iban a pedir una orden de allanamiento porque tenían indicios de un sospechoso. Como debíamos regresar a San Pedro ese mismo día, ya que mi esposa se tiene que dializar tres veces por semana, dejamos al dueño del departamento, el Sr. Valverde, para retirar nuestras cosas si se recuperaban, pero al mismo tiempo empezamos a sacar cuentas de cuánto iba a costar a nuestros flacos bolsillos de jubilados reponer la cámara digital, ya que la misma era prestada y debíamos devolverla como corresponde.
Pero grande ¡enorme! fue nuestra sorpresa cuando la semana siguiente recibimos una llamada telefónica de la Policía de Victoria, Entre Ríos, para avisarnos que podíamos pasar a retirar nuestras cosas que habían sido recuperadas, trámite que amablemente, y sin ningún interés, realizó el dueño del departamento, al que habíamos autorizado, y que nos envió por un transporte, por lo que ya recuperamos todo, sin que falte nada.
¡Si! Realmente no se puede creer, pero gracias a Dios existen policías que cumplen con su deber, y una ciudad como Victoria, que sabe cuidar a sus ciudadanos y a los turistas que llegan a ella.
A todos ellos ¡eternamente agradecidos! Porque a nuestra edad, nos permiten mantener la esperanza de un futuro mejor para nuestra patria.
Pedro Bordoy
L.E. 4.674.193