Víctima de abuso denuncia a Ates por actuar mal en su caso y permitir la absolución del acusado
Una joven que tenía 16 años cuando denunció haber sido abusada sexualmente elevó una acusación por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” contra la suspendida Fiscala Gabriela Ates, quien instruyó la causa y la elevó a juicio sin pruebas, por lo que el Juzgado de Garantías rechazó el pedido y absolvió al imputado. El hecho sucedió en 2013. En febrero pasado tuvo que pedir una exclusión perimetral porque el sobreseído la intimidaba.
El día de la marcha #NiUnaMenos iba con una vela. Pasó delante del periodista de La Opinión a quien le había contado la historia de cómo fue abusada sexualmente y saludó orgullosa de estar presente allí, donde se coreaban consignas que impulsan a las víctimas a no callarse. Dos meses antes había ido a ratificar que el joven al que había denunciado por abuso la intimidaba y se enteró que habían archivado la causa. Ahora denuncia a la Fiscala Gabriela Ates por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Pasaron tres años y medio desde el día del hecho. Estaba en una fiesta de cumpleaños en un sindicato. Había tomado vino y se fue con dos chicos a fumar marihuana. Tras el porro, recuerda cosas vagas: el golpe de la hebilla de su cinturón en el piso, un cuerpo que se movía arriba suyo, un regreso tambaleante a su casa, un fuerte dolor vaginal y la insoportable sensación de haber sido ultrajada. “A mí nunca me gustaron los chicos”, dijo.
Cuando en febrero pasado le informaron que la persona a quien acusó estaba libre de culpa y cargo decidió contarlo. Llegó con su madre a la redacción de este semanario y entre lágrimas rememoró aquella noche. Desde entonces, espera que algún acto de la Justicia le permita cerrar la historia y seguir con su vida, a pesar de lo que le sucedió y de que tuvo que encontrarse a su victimario haciéndole gestos de burla y acelerando la moto en la puerta de su lugar de trabajo.
La protagonista de esta historia denunció a la Fiscala Gabriela Ates, a quien acusa de haber instruido mal su causa, de no haber convocado testigos ni recogido las pruebas suficientes para que el Juzgado de Garantías accediera al juicio.
No es la primera vez y, por lo visto, tampoco será la última en la que Ates aparece acusada por hacer mal su trabajo. A los dos juicios malogrados por su pésima actuación en los crímenes de Leonardo Otto y de Hugo Evaristo “Largo” Rodríguez se suma esta denuncia, que la señala por no cumplir con sus deberes como corresponde.
Las fallas, desde el principio
La madre de la víctima denunció el abuso el 27 de abril de 2013. Ese día, la chica fue examinada por el médico de policía José Dubini, quien dictaminó que en aquel momento presentaba ‘cuadro confusional por presunta ingesta de alcohol previa, no sabiendo referir secuencia cronológica del hecho denunciado. Al examen de genitales presenta irritación de introito vaginal”.
Se tomaron muestras en dos hisopos para determinar la presencia de semen, y de plasma sanguíneo a fin de determinar la existencia de alcohol y otras sustancias que alteraran su estado de conciencia.
El padre entregó ese mismo día el pantalón y la ropa interior de la víctima, quien al llegar a su casa luego del hecho se había duchado vestida, por lo que esas prendas estaban húmedas.
Ates citó a declarar a dos chicas que podían confirmar lo que ya había señalado Dubini: la víctima había bebido en la fiesta. Sin embargo, como la policía no las encontró dos veces en el domicilio, la Fiscala desestimó seguir convocándolas, aunque podría haberse valido de la fuerza pública.
Desde entonces, según la acusación, “se evidencia un constante desinterés de Ates por profundizar la investigación, omitiendo deliberadamente ordenar diversas medidas de prueba pendientes”.
La Asesoría Pericial recibió las muestras de hisopado y las prendas íntimas entregadas por el padre. No así el pantalón, que quedó en Fiscalía General, sin que se sometiera a prueba alguna.
Las pericias determinaron la existencia de semen de origen humano en los hisopados. La muestra de plasma era insuficiente para establecer si se encontraba alcoholizada, lo que la denuncia considera otra negligencia de Ates, ya que se trata de “un error que no se podía subsanar”.
En la prenda íntima no se evidenció la presencia de semen. Del recorte del hisopado no se obtuvo ADN en cantidad apreciable, lo que impidió el cotejo con el acusado.
El relato de la víctima
“Recuerda vagamente que este sujeto le bajó los pantalones y se le tiró encima, la besaba, pero sentía que no podía hacer nada para defenderse. Luego le costaba caminar, lo único que deseaba era llegar a su casa. Supone que alguien la ayudó. Sólo recuerda que se despertó en el Hospital. Agrega que no le gustan los hombres, que es lesbiana, que por esta razón comenzó tratamiento psicológico para poder manejar mejor su condición en relación a su entorno”, dijo la Psicóloga que la entrevistó por primera vez.
En esa oportunidad, ella nombró a una amiga, compañera de fútbol, a quien nunca citaron a declarar. “Al momento de la entrevista, su relato parece veraz. Aparecen indicadores de abuso sexual”, determinó la psicóloga.
La profesional que le tomó la declaración en cámara Gesell informó que la víctima, tras fumar el porro, dijo haber sido apoyada contra una pared y que notó que le bajaban el pantalón. No pudo precisar si fue penetrada, pero al llegar a su casa tenía un dolor muy fuerte en la zona vaginal. Recordaba estar boca arriba y ver que él se movía, para arriba y para abajo.
En el Hospital, quienes la atendieron le dijeron que había sido penetrada y que le habían encontrado restos de semen.
La psicóloga de la cámara Gesell consideró que la víctima hizo “un relato fluido, claro, coherente y sin contradicciones, mencionando haber sido víctima de una situación sexualizada, vivenciada como desagradable junto al denunciado. Su relato presenta algunas lagunas, atento a que el día del hecho se encontraba alcoholizada y había fumado marihuana. No se advierten elementos que permitan inferir un relato falaz”.
La versión del acusado
El imputado fue a prestar declaración indagatoria acusado de invitar a fumar marihuana a la víctima, aprovecharse de la situación de desconcierto, bajarle los pantalones y la ropa interior, e intentar “penetrarla vaginalmente, sin lograr su cometido por causas ajenas a su voluntad, provocando irritación del introito vaginal, no pudiendo la víctima resistir la acción del victimario, que eyaculó en el cuerpo de ella”.
La víctima contó otra cosa. El acusado también. Dijo que había ido con la chica y otro amigo en moto hasta el Boulevard a fumar marihuana y que ella comenzó a besarlo, por lo que su amigo para “hacerle la segunda”, se fue y los dejo solos. Que continuaron con los besos y “pasó lo que tenía que pasar”. “Tuvimos relaciones sexuales”, dijo. Agregó que fueron “con normalidad, que no la obligó ni le dio nada para tomar”.
Relató que una vez que concluyeron, ambos se subieron los pantalones y salieron caminando. Que él la acompañó hasta la casa porque iban para el mismo lado. Que pasaron por el Correo, que se cruzó con un tío, y que dejó a la chica en la puerta de la casa.
Cuando le preguntaron por la fiesta, dijo que no había notado borracha a la chica en ese momento. Que la conocía de antes porque su hermana juega al fútbol, como ella. Que hablaron por Facebook. Que no sabía su edad ni recordaba cómo estaba vestida esa noche, sólo que tenía pantalón largo. También dijo desconocer si ella tenía novio y que caminaron normalmente, como si fueran una pareja, de la mano o abrazados. Que así los vio pasar un tío suyo, al que saludaron
El rechazo al juicio
Dos días después de la declaración, la Fiscala Ates suscribió el pedido de elevación a juicio, “sin haber agotado los medios de prueba que tenía pendientes y sin haber evacuado las citas de los testigos aportados por el propio imputado”, según la denuncia.
Además de las testimoniales, no se tomaron otras medidas como el estado de las cuentas de Facebook de ambos, no se pidieron las filmaciones sobre el trayecto recorrido, ni se citó a los testigos que propuso la propia defensa.
La denuncia destaca la “incongruencia” entre los hechos comprobados y la acusación de Ates, que imputó “abuso sexual en grado de tentativa” a pesar de que el hisopado arrojaba muestras de semen y que el propio acusado dijo haber mantenido relaciones sexuales con la víctima, en cuyo caso había que establecer si fueron forzadas, tal como se denunció, o consentidas, como aseguró él en su defensa.
El abogado particular que asistió al acusado se opuso a la elevación a juicio y pidió el sobreseimiento, ya que consideró que no estaba acreditado que la víctima se hubiera negado a mantener relaciones sexuales.
La Jueza de Garantías Laura Vázquez resolvió que “no emerge debidamente acreditado, con el grado de certeza exigido en la etapa intermedia, la materialidad delictiva endilgada”.
La propia Magistrada dice que “tanto la víctima como el imputado han citado amigos y otras personas que participaron de la reunión social en cuestión, sin embargo el Ministerio Público Fiscal (Ates) no indagó al respecto ni citó a tales personas a fines de recibirle declaración respecto de las circunstancias y condiciones en que se encontraban las partes. Igual suerte corre lo expresado por el imputado cuando indica que pasaron por el Correo, donde se encuentran cámaras de seguridad, ello tampoco ha sido investigado ni se ha solicitado revisar las mismas”.
“Con este panorama y ante tal orfandad probatoria respecto de uno de los elementos que configuran el tipo penal endilgado, esto es la ausencia de consentimiento de parte de la víctima -y sin que corresponda adentrar en el grado de consumación-, no corresponde acceder al requerimiento fiscal”, dijo la Jueza María Laura Vázquez, quien resolvió sobreseer al acusado.