Vestidos de policías, robaron a una familia en La Buena Moza
Un hecho del que poco se supo tuvo como víctima a una familia de productores. El asalto seguido de robo se produjo en el paraje La Buena Moza y al menos uno de los ladrones estaba vestido de policía. A plena luz del día y en solo seis minutos se llevaron dinero y pertenencias. Hace pocos meses, un productor de batatas también fue asaltado por una banda de uniformados.
En medio de una semana donde la noticia pasa por otro lado y lo sucedido con la Policía Rural de Pueblo Doyle (ver página 2) parece haber torcido el enfoque de lo que pasa a diario en todo el partido, hay un hecho que sucedió días atrás y que también involucra al mismo ámbito de la seguridad, por tratarse de su jurisdicción.
Otra vez una familia que vive en la zona rural fue víctima de un hecho delictivo grave. Quizás sin la violencia de los tres casos conocidos en el último mes pero sí con el accionar de una banda que, sin certificarse de que se trate de los mismos sujetos, tenían el mismo objetivo: llevarse dinero y pertenencias.
Este es el cuarto hecho grave, al menos documentado, que se produce en el sector productivo. En cuestión de un mes y medio, cuatro tradicionales familias de la zona rural fueron víctimas de este tipo de delitos. Anteriormente fueron tres casos que afectó a familias del Cuartel V: Langlois, Azimonti y Actis. Ahora le tocó a la familia Gaido, en el paraje La Buena Moza.
La investigación estaría bien encaminada y hay algunas características de este hecho que no coinciden con los anteriores, aunque ciertas similitudes no se descartan: la hora en que se produjo, la modalidad y el tipo de personas.
Aquí no hubo violencia, se mostraron hasta amables y se llevaron lo que buscaban: dinero.
“Hola, soy policía”
El hecho se produjo a las 11.00 de la mañana aproximadamente, en una propiedad ubicada sobre el camino principal de La Buena Moza, a mil metros del cruce con la Ruta Nacional Nº 9.
Parte de la familia Gaido se encontraba efectuando sus tareas diarias cuando por la entrada principal, sin despertar ninguna sospecha, ingresó un auto blanco, similar a un Volkswagen Voyage, que detuvo su marcha y estacionó justo sobre el frente de la casa.
Del auto descendió una persona, joven de pelo muy corto y vestido de policía, con la ropa característica, arma, insignias y hasta esposas. La dueña de casa lo atendió por la ventana. El hombre se presentó y sin dar mayores detalles le indicó que el motivo de la visita tenía que ver con una citación para el dueño de casa.
Ante la ausencia del jefe de familia, el presunto efectivo le dijo que se la dejaría a ella. La mujer se acercó para recibir la nota y cuando dio media vuelta para regresar a la casa, el sujeto la empujó para reducirla.
Allí se sumaron otras dos personas que dominaron la escena. Privaron de su libertad al hijo de la familia, de 15 años, y a la mucama. Sin utilizar ningún tipo de violencia, les indicaron que se trasladaran hacia el baño y obligaron a que les entreguen todo el dinero que tengan a disposición.
Los asaltantes se apoderaron de un CPU, dinero en efectivo en pesos y dólares, los celulares que tenían a mano, y se dieron a la fuga en el momento justo en que simularon ir a buscar precintos al auto para maniatar a las víctimas.
Los sujetos huyeron de la propiedad rápidamente sin que nadie advirtiera lo que estaba pasando. Es más, vecinos de la familia iban y venían por el camino pero la situación no se prestaba para la sospecha.
El accionar fue sumamente ágil y el ilícito no duró más de seis minutos. Se sospecha que tomaron en sentido hacia la Ruta 9 y en segundos se alejaron del lugar.
A pesar de las intenciones, de las propuestas y de las reuniones, la inseguridad en la zona rural preocupa. La modalidad delictiva persiste y terminan recayendo sobre las indefensas víctimas que ya no le encuentran solución a una problemática que recrudece en medio de la impotencia y la impunidad.
Otra de “Poliladron”
El otro curioso hecho donde los ladrones actuaron vestidos de policías se produjo en junio pasado. El hecho se perpetró a plena luz del día, ante la vista de todos y a solo 500 metros del puesto que Gendarmería Nacional posee en la balanza, sobre el kilómetro 153 de la Ruta Nacional Nº 9, sobre el ingreso a Río Tala y a muy pocos kilómetros de donde se produjo el hecho de días atrás en La Buena Moza, donde en auto y por la Ruta se llega en pocos minutos.
En aquel hecho, la víctima, un empleado del empresario tálense, denunció que fue interceptado por dos vehículos del que descendieron seis personas vestidas de policías y fuertemente armadas. Lo amenazaron, lo golpearon y le robaron una fuerte suma de dinero y el auto en el que viajaba.
El hombre y su hijo, fueron cargados en otro auto y abandonados en el paraje Tablas, a unos 15 kilómetros de donde habían sido emboscados, muy cerca del paraje La Buena Moza. Este hecho nunca fue esclarecido.