#VerElAire: Terraplenes, diques y soja en la zona de islas
Van más de dos décadas de intensa tarea de máquinas que construyen terraplenes y endicamientos en la zona del Delta local. En todo ese tiempo, algunos funcionarios denunciaron, otros favorecieron y otros hicieron la vista gorda. Las tareas seguían hasta esta semana sin que se mida el daño e impacto sobre los canales naturales del riacho. Con #VerElAire, La Opinión entrega nuevas imágenes de las cámaras de Nix Evolution que dimensionan la amenaza que representa el terraplenado para la biodiversidad local.
Este jueves fue el Día Internacional de los Humedales, fecha que pone en el tapete la necesidad de conservación de estos espacios amenazados por actividades humanas beneficiosas para unos pocos y cada vez más dañosas para el ambiente y las comunidades en general.
San Pedro, como parte del Delta del Paraná, tiene vastos sectores de humedales que sufren la acción inescrupulosa de empresas que transforman el entorno natural de la zona de islas para actividades productivas, sobre todo ganadería y últimamente, para el cultivo de oleaginosas, con la soja como protagonista fundamental.
Hace dos semanas el exdirector de Turismo Fabián Bianchi volvió a denunciar que el terraplenado de islas frente a la costa sampedrina continúa. Bianchi consideró que se trata de “la peor burrada ecológica desde el canal Don Pablo” y sumó su voz a la de ambientalistas como Enrique Sierra.
En la zona de islas hay dos grandes casos testigo que fueron denunciados en infinidad de veces: los terraplenes ilegales de Forestadora del Delta en la isla de Barbé y del productor agroganadero Antonio Passaglia frente a Papel Prensa, en jurisdicción de Baradero. Sus terraplenes fueron construidos de manera ilegal pero sostenida, sin intervención de autoridades.
En 2012, un trabajador falleció en la isla Barbé, propiedad de Forestadora del Delta S. A. Horacio Esteban Slamoiraghi, vecino del barrio El Amanecer, se encontraba trabajando en una máquina averiada que volcó sobre un terraplén ilegal.
“Dentro de 10 o 12 años no tendremos más islas, esto es un desastre”, aseguró un conocedor de la zona y se quejó porque los terraplenes “hacen que el agua no se quede en las islas, pero perjudica a la costa, se viene todo para acá”. Las máquinas continuan trabajando.