Veredas: ¿Quién las arregla?
Caminar por las veredas de la ciudad de San Pedro puede convertirse en todo un desafío, no sólo por las irregularidades y el deterioro de muchas de ellas, sino también por lo que hay en ellas. Se escucha mucho sobre este desastre. Incluso de aquellos que tienen la obligación de mantener sus veredas en condiciones y no lo hacen. Rarísimo.
Se me ocurrió escribir, no de por qué nadie hace nada, sino de qué cosas se podrían hacer, a modo ciudadano, en esta plataforma que es parte de la vía pública. Hay algunos aspectos interesantes y muy simples que hacen al asunto todo un proyecto. Las veredas son el lugar por donde la gente camina, va a su casa, espera en la cola del banco, ingresa y sale de un local. Es el elemento urbano por excelencia.
Dependiendo de sus características, hay varias cualidades para tener en cuenta al momento de intervenir una vereda.
Por ejemplo. Suponiendo que soy dueño de un local comercial en el centro de la ciudad y, como todo propietario, tengo que mantener esa parte de la vía pública, al menos, transitable. También me gustaría que el ingreso a mi local se destaque, que al mismo tiempo se pueda circular sin apuro y hasta incluso que las personas paren, justo ahí, en mi local. En este caso estamos necesitando distinguir que, en una vereda con estas características, existen tres tipos de situaciones: una zona de transición desde afuera hacia adentro, una central de circulación y otra de servicio que remata en un cordón.
Si cambiamos de marco y me encuentro viviendo en un barrio residencial, en donde las veredas tienden a ser más anchas que angostas, el atractivo que podría tener la presencia de vegetación, en el sector que me corresponde, no lo tendría uno que no. Con un simple elemento que no entorpezca una correcta circulación podemos revitalizar y realzar el paso por la vivienda (sin mencionar los beneficios sustentables), revalorizando su entorno indirectamente.
O al contrario, un barrio de casas con veredas angostas. Sería ideal con que me limite a mantener su estado transitable y accesible en condiciones, para que todos, incluso con los que presentan movilidad reducida, puedan transitar sin problema.
También existe el caso donde las veredas no siguen un mismo nivel. Este en particular puede resultarme complejo, dado que intervenirla, con el objeto de sumarle valor a la cuadra, involucra a terceros. Adaptarla de modo tal que beneficie o facilite a los linderos es una buena estrategia. Para que un peatón, o yo mismo, pueda circular sin problema, se puede evitar el entorpecimiento, generando conexiones coherentes de un nivel a otro, con materiales antideslizantes, firmes y continuos.
Como dije antes, las veredas no son un tema menor en lo que hace a la infraestructura de una ciudad, todo lo contrario. No tengo intenciones de ser banal o simplista en este tema, sólo compartir una idea que se desprende de escuchar que este asunto es una obligación municipal, cuando en realidad es un tema que me involucra a mí como ciudadano, excepto… en los casos donde las roturas sean ocasionadas por una empresa prestadora de servicios, por árboles o por el municipio. Todo lo relacionado a rampas y accesos a personas que lo necesiten también es competencia de este último.