Vendedores de Humo
Los incendios en la isla han desatado en los últimos días una catarata de reacciones políticas y judiciales que en algunos casos, rayan el absurdo. Teorías conspirativas y avatares políticos del tema nacional del momento.
Los “Vendedores de humo”, son esos tipos que siempre tienen un argumento más, para intentar hacer creíble lo increíble. Aquellos que tienen el recurso lingüístico justo, siempre a mano, como para poder aparentar que saben, aunque no tengan ni la más remota idea de lo que están hablando. Esos que se ganan la vida intentando hacer creíble, lo increíble.
Finalmente, el humo de los incendios en las islas llegó hasta la puerta de la Casa Rosada y el gobierno, los medios y la opinión pública en general se anoticiaron de que a minutos del Obelisco, había más de sesenta mil hectáreas de delta, irremediablemente abrasadas.
Y ante la tragedia, “el pueblo” necesita culpables. Necesita saber que alguien pagará por el desastre ecológico, los accidentes de tránsito y el olor a humo.
Y una audiencia ávida de culpables, siempre es presa fácil de los “vendedores de humo”.
Conjeturas K
Los Kirchner adoran las teorías conspirativas. La valija de Antonini Wilson, fue, según ellos “plantada” para “ensuciarlos”. La protesta del campo tenía “intenciones golpistas” por parte de los “generales mediáticos”, y una caricatura de Hermenegildo Sabát connotaciones “casi cuasi mafiosas”.
Para un matrimonio tan ansioso por buscar enemigos a quienes apuntarle con sus diatribas televisivas, el hecho de que la mayor parte del delta estuviera concentrado en poquísimas manos, y en algunos casos (como ya denunció La Opinión Semanario en varias oportunidades) en las de empresarios “amigos del poder” durante la década del 90, como Victorio Gualtieri o Pedro Pou, haya sido quizás, una bendición política para ellos.
Porque ante la tragedia, la opinión pública tendría su villano. El gobierno expresó el viernes, su “contundente rechazo a la metodología de productores agropecuarios, que en la búsqueda de incrementar sus ganancias han causado un enorme perjuicio a la población de una amplia zona de nuestro país a través de actos masivos e irresponsables”. De Pizarrón: le apuntaron con todo al sector agropecuario, para que quede bien claro quién es el bueno en el conflicto por las retenciones: “Los 297 focos son intencionales”, aseguró la Presidente como resultado de su inspección ocular en helicóptero sobre las islas. “Los culpables son los productores agropecuarios, el Gobierno no tiene ningún tipo de responsabilidad” dijo el Ministro del Interior, Florencio Randazzo.
El Chivo Expiatorio.
Este medio recibió decenas de denuncias desde que el humo comenzó a invadir, que le apuntaban a Antonio Pazzaglia como el responsable de la brutal quemazón en las islas. “Bachi” Pazzaglia, es un empresario de San Antonio de Areco que tiene una gran extensión de islas (algunos hablan de 10.000 hectáreas) en las costas de San Pedro y Baradero. Sobre este productor, ya pesa una orden de captura por “estrago doloso”. Al cierre de esta edición, continuaba prófugo de la Justicia.
En las islas de Pazzaglia, el panorama es devastador. Y no parece que este hombre pudiera estar beneficiándose en algo con este fuego. En una enorme superficie en la que se ha invertido mucho dinero en terraplenar, y en montar una infraestructura básicamente ganadera, miles de cabezas de ganado, literalmente, se prendieron fuego. Aquellos animales que sobrevivan al incendio, deberán ser trasladados, o estarán condenados a la inanición, porque ya nada crecerá en esos campos al menos hasta Octubre. “La quema del rastrojo para favorecer la pastura, se hace mucho más cerca de la primavera, porque de otra manera, se deja sin alimento a las vacas” decían los productores más experimentados en islas de la zona. “Estos son incendios intencionales, para poder engordar más rápido el ganado”, decía mientras tanto Romina Picolotti.
El Principio KISS
A veces, cuando la complejidad de un problema nos abruma, suele ser bueno recordar el “principio KISS” de la ingeniería informática, que no es ni más ni menos que un acrónimo para “Keep It Simple, Stupid”, que español sería algo como “Mantenlo Simple, Estúpido”. El principio, nos insta básicamente a abordar un determinado problema utilizando razonamientos simples y comprensibles y de sentido común, rechazando lo enrevesado e innecesario. Es exactamente así, como analizan la catástrofe ambiental los lugareños de la isla.
Absolutamente todos los isleños con los que habló este cronista, repiten prácticamente la misma teoría: La creciente habría depositado una gran cantidad de flora sobre la superficie de isla, que al retirarse el agua quedó entre los juncos para secarse junto a ellos bajo el impiadoso sol de verano. Los más de 60 días consecutivos de “seca”, habrían convertido esas miles de hectáreas de campo, en un área altamente inflamable y explosiva que solo necesitaba una chispa para estallar.
Y la chispa apareció. Y quizás no de la mano de tres o cuatro impresentables empresarios menemistas que se pusieron de acuerdo para devastar sus propios terrenos, sino de los mismos isleños, arrastrados por una vieja cultura de usar el fuego para resolver diversos problemas que plantea la vida en el río.
“Tenemos terminantemente prohibido prender fuego, incluso para cocinar” relataba Daniel, uno de los puesteros del establecimiento de Pazzaglia. “Pero igual hay mariscadores por todos lados”. Los “mariscadores”, son los cazadores de nutrias y carpinchos, que usan el fuego entre otras cosas para marcar senderos, limpiar áreas para armar campamentos, y también para desplazar a sus presas hacia las zonas en donde tienen las trampas. Y son sólo uno de los ejemplos de la utilización de fuego como parte de un patrimonio cultural en la isla. El jefe de Bomberos de San Pedro, Fabio Giovanetone, relató por ejemplo, que detectaron que algunos focos habían sido iniciados por aves que, intentando escapar del fuego, caían muertos entre los pastizales completamente incendiadas.
Quizás la diferencia haya sido esta vez, que las barreras de agua que naturalmente impedían que el fuego se propagase, en esta oportunidad no existieron, y en vez de eso, llanuras enteras de paja seca esperaban ser devoradas por llamas imposibles de controlar, inclusive para los cuerpos de bomberos mejor equipados.
Tierra de Fuego
Ahora bien, según el Intendente de Baradero Aldo Carossi, existen expedientes de fines de Enero, en los que productores apícolas de la zona, denunciaban ya incendios descontrolados, a los que ninguna autoridad acudió a extinguir.
¿Y si el fuego, tal como lo relata Carossi, comenzó verdaderamente durante el verano? ¿Y si le dimos cuatro meses de ventaja a un desastre natural antes de intervenir?
Esa hipótesis, claramente, no es conveniente para el gobierno. Porque el fuego, entre otras cosas, se llevó vidas en accidentes de tránsito, sigue perjudicando la salud de prácticamente la mitad de la población argentina, y ha cortado las principales vías fluviales, terrestres y áreas del país, en distintas intensidades: La Ruta Nacional número 9, la hidrovía, y los vuelos de cabotaje, no han recuperado aún la normalidad.
Y que mejor para el gobierno que, en vez de investigar si la Secretaria de Medio Ambiente Romina Picolotti se “comió” una catástrofe natural que estaba ocurriendo a una hora de su despacho, buscar un culpable entre los “piqueteros de la abundancia”.