Vence la concesión de Mansa Lyfe y no hay proyecto formal para prorrogarla o recuperar el predio
El jueves se cumplen los 30 años de la concesión aprobada en 1993. Aunque en el verano Salazar, que todavía estaba de licencia, dijo que si fuera por él le gustaría "recuperar toda la costa" pero que todo dependería de las "negociaciones" con Luz y Fuerza, a la fecha no ingresó pedido de prórroga al Concejo Deliberante ni hubo anuncios de planes de recuperación de ese "muy buen espacio", como lo calificó el intendente.
La concesión municipal a Mansa Lyfe por el predio costero vence este jueves 22 junio, a 30 años de la sanción de la ordenanza que le otorgó el uso de ese espacio para el desarrollo de un proyecto turístico que no fue cumplido del todo.
Aunque la propia ordenanza prevé la posibilidad de prorrogar la concesión por tres etapas de 10 años cada una, al Concejo Deliberante no ingresó ningún proyecto que lo proponga. Pero tampoco hubo anuncio alguno acerca de la decisión de recuperar ese espacio para el uso municipal.
Ambas alternativas fueron barajadas por el Gobierno. Al menos así lo reveló en febrero el intendente Cecilio Salazar, que todavía estaba de licencia y conducía el Ejecutivo su hijo Ramón, cuando este medio lo consultó al respecto. En ese momento dijo que todo dependería de las “negociaciones” con la Federación de Luz y Fuerza, concesionaria del lugar
Ese día dijo que si fuera por él le “gustaría recuperar toda la costa” y advirtió que Luz y Fuerza no cumplió con lo comprometido en el proyecto y hasta subconcesionó “de manera absolutamente ilegal” la parte del predio que corresponde a territorio provincial, perteneciente al Consorcio de Gestión del Puerto, donde funciona una guardería náutica.
En Mansa trabajan normalmente y aunque la proximidad de la fecha implica cierta incertidumbre, entienden que la Federación y el Gobierno local alcanzarán en el corto plazo un acuerdo para la continuidad de la concesión, tal como está previsto en el contrato original.

Un sueño de desarrollo turístico
En 1993 San Pedro no era el destino turístico que es hoy y que comenzó a ser cuando a comienzos de la década del 2000 se confeccionó el Plan Estratégico. Todavía se hablaba de “miniturismo”.
El proyecto de Luz y Fuerza proponía transformar el viejo balneario en un moderno complejo, fundamentalmente para el disfrute de sus afiliados pero también para el resto de los turistas y para los sampedrinos “en todas las épocas el año”.
El Concejo Deliberante entendió que era importante otorgarle el permiso de uso a la FATLyF sin cobrarle canon alguno, es decir de manera gratuita, puesto que el plan de instalación en San Pedro de un complejo turístico social implicaría no sólo el desarrollo del turismo sino además una inversión que al final de la concesión dejaría todo lo emplazado al patrimonio municipal.

De 30 a 60 años pero con condiciones
La concesión se aprobó por el máximo plazo posible que estabelce la Ley Orgánica, 30 años. La ordenanza dejó asentado que podría prorrogarse de acuerdo a esa misma norma, que prevé la posibilidad de extensión por otros 30 años pero en etapas de máximo 10.
Por supuesto, cada prórroga debe ser aprobada por el Concejo Deliberante, con el voto de la mayoría absoluta del cuerpo, es decir la mitad más uno de todos los integrantes, que son 18. Para aprobarla, entonces, hacen falta 10 votos.
El Estado municipal tuvo, durante los últimos 30 años, la potestad de ejercer el control sobre el uso del predio, que no podía tener otro destino que el señalado en la concesión. Ese proyecto tenía cuatro etapas, con plazos fijados, cuya falta de cumplimiento, dice el texto, pondrían a Luz y Fuerza en riesgo de perder el derecho “sin necesidad de interpelación previa”.
En febrero, cuando La Opinión le preguntó a Cecilio Salazar sobre el futuro de Mansa Lyfe, el entonces intendente en uso de licencia advirtió que el sindicato no había cumplido con “muchas cosas” que figuraban en el proyecto original.

Cuatro etapas para un complejo modelo
El desarrollo del proyecto Playa Mansa comprendía cuatro etapas que, desde el movimiento de suelo inicial a la construcción de mediana escala prevista, se irían cumpliendo con plazos previstos, con excepción de la última.
La primera tenía como objetivo que para diciembre de 1993 estuviera habilitado el uso de la playa. Había que rellenar zonas bajas; instalar la red de agua y de disposición de efluentes; trazar la calle central y remodelar las instalaciones que existían, apenas un quincho y un cuerpo de baños; forestar; construir parrillas; e instlar juegos infantiles.
Esa obras garantizaban “un blaneario adecuado”. En esa, como en todas las etapas subsiguientes, la pregunta sobre los estudios de impacto ambiental correspondientes aparecieron.
La segunda etapa, para el transcurso de 1994, implicaba la traza de una calle que llevaría a la marina que estaba prevista; la construcción de tres canchas de pádel; la incorporación de 30 cabañas de madera sobre pilotes; la disposición de equipamiento para la playa.
En 1995, según el proyecto aprobado, estaba previsto que llevaran adalente “dos obras de gran significado para el complejo”: la marina o embarcadero con servicio de puerto y el restaurante. También preveían la nivelación del sector asignado para camping y continuar con la forestación.
La última etapa, ya sin fecha en el expediente, señalaba la construcción de una piscina con vestuarios y bar, terraza con solarium, un anfiteatro para espectáculos al aire libre, habitaciones con baño y kitchenette, un muelle “que penetrará sobre el río” para separar la playa del camping.

Hasta ahora, todo sigue igual
En Mansa Lyfe la actividad sigue normal. Quienes trabajan en el predio esperan novedades respecto de negociaciones entre la Federación a nivel nacional y el Gobierno municipal.
En el Concejo Deliberante no hay nada y desde el Ejecutivo no hicieron pública ninguna decisión respecto de si habrá prórroga —para lo que están obligados a enviar proyecto de ordenanza— o si acaso van a recuperar el perdio para darle otro destino.
En febrero, el día que Axel Kicillof encabezó en San Pedro una de sus “conferencias de verano”, La Opinión le preguntó al intendente Cecilio Salazar, en ese entonces de licencia, respecto del tema.
El jefe comunal dijo que todo dependería “de la negociación” posible con Fatlyf. “Yo charlé varias veces con esta gente, vino incluso el secretario general de la federación de luz y fuerza, estuvimos hablando, le dijimos que se pongan las pilas porque hay muchas cosas con las cuales no han cumplido”, advirtió en ese momento.
Señaló entonces que la zona que pertenece a Provincia a través del Consorcio de Gestión del Puerto ya tenía la concesión vencida y cuestionó el emplazamiento de una guardería náutica en esa zona.

“Tenemos un problema ahí en la parte que es del Consorcio de Gestión, que hay una subconcesión total y absolutamente ilegal que hizo Luz y Fuerza, lo he charlado con el secretario general, que es la guardería. Hicieron una subconcesión, que es totalmente ilegal, hicieron un contrato y esa es una de las dificultades que tenemos para dsalojar eso”, indicó.
“Si es por mí, me gustaría recuperar toda la costa, pero hay cuestiones que se van a tener que charlar y negociar”, dijo Salazar en febrero. En ese marco, respecto del diálogo posible, dijo que habría que ver si en Luz y Fuerza “están dispuestos a cumplir porque ya no cumplieron con un montón de cosas”.
“Estaríamos en condiciones de recuperar ese que es un muy buen espacio, ojalá lo podamos concretar. Nosotros lo primero que hicimos cuando llegamos fue hacer los trámites para recuperar el Tiro Federal, que estaba intrusado. También Pesca y Casting, que no depende de nosotros porque hay un juicio entre la provincia y la gente que está usurpando ahí”, repasó.
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