Veiga apunta fuerte al control del Puerto
Las cámaras del puerto detectaron fallas en los controles. Mariano Veiga, mantuvo algunos altercados para “ordenar” varias cuestiones que se presentaban como “normales”. Desde Enero las areneras deberán contar con silos.
Los esfuerzos del nuevo administrador por entender las “costumbres” del Puerto y la Aduana, se complican.
A poco de asumir, Mariano Veiga, no sólo se encontró con una estructura armada, sino con una serie de irregularidades que intentó combatir desde el primer minuto.
“Podés hacer como quieras, pero nadie va a cambiar esto”, fue la respuesta que recibió cuando en una de sus primeras jornadas de trabajo, advirtió que una camioneta había ingresado a la zona de operaciones sin autorización y sin la presencia del personal aduanero.
“Siempre fue así”, le contestaron desde el otro lado de la línea telefónica, cuando en tono bien alto recriminó por lo sucedido a un importante responsable del control en la zona.
Las operatorias resultaban tan habituales que a nadie se le ocurriría pensar que un recién llegado, podría comenzar a preguntar por cuestiones que a la luz del sentido común no parecen lógicas.
Veiga estaba convencido de que las guardias aduaneras eran activas, en criollo: siempre ante un ingreso o egreso de mercaderías de cualquier tipo hay un agente controlando. Por el contrario, se le explicó que en horarios de fin de semana o de contraturno, esa tarea queda reservada al buen criterio de los despachantes y sus empleados que no sólo confeccionan los papeles, sino que cubren los “baches” de los aduaneros.
Una camioneta peligrosa
Hace más de un año, un conocido comerciante de la ciudad, expresó su protesta tras el impedimiento de cargar varios muebles y electrodomésticos que había vendido a un tripulante de uno de los tantos barcos que arriban al puerto. Cuando el comentario se hizo público, la indignación recorrió las calles de la ciudad. Una vez que alguien realiza una venta interesante, se prohibe el ingreso al muelle para su carga.
En ese momento, todos coincidieron. El tripulante debía llevarse todo lo que había comprado. Claro que para ello tenía que declararlo, pagar sus impuestos y resistir el control estricto que corresponde sobre todo en sitios donde los protocolos internacionales cambiaron desde la caída de las torres gemelas.
Ahora, ante circunstancias similares, pero sin una venta tan importante de por medio, Veiga se escandalizó. Comenzó un interrogatorio puntual sobre cada uno de los responsables y la única respuesta que recibió es que el procedimiento era “rutina”. “Entonces se termina la rutina”, dijo el flamante funcionario quien con cierta ingenuidad denunció la “costumbre” de los aduaneros y la “complacencia” de los prefecturianos. Desde ese momento, Veiga pasó a jugar para el enemigo. Nunca nadie se había atrevido a razonar como el funcionario: Qué sucedería si en una camioneta se ingresan sustancias peligrosas, alimentos contaminados o poco controlados, explosivos, medicamentos o drogas. La respuesta es como mínimo temeraria.
En funciones
En los últimos días son varias las cuestiones que resuelve el consorcio en un marco sumamente diferente al anterior. Se han gestionado obras importantes, hay una clara reparación de la relación con el Intendente y un ojo muy atento a la operatoria de las areneras y las frutas.
Por el lado de las areneras se modificaron los cánones y es probable que a partir del 1º de Enero deban adaptarse a los estandares de almacenamiento de otros puertos. Será necesario que la arena que traen las barcazas sea almacenada en silos. En cuanto al traslado se han frenado los impulsos ya que para sorpresa de todos, el sitio elegido era el ex puerto de Celulosa. Para asombro de la autoridad portuaria decidió alquilárselo a un particuar que ama los terrenos fiscales en la costa.
Por el de las frutas, se están analizando contratos que pueden llegar a significar que al menos en ese muelle todo está privatizado a favor de los mismos actores. A saber, todo lo que tiene que ver con la provisión, el despacho, el depósito de cargas, el frío, los galpones, la estiba y otros servicios está prácticamente en manos de Multimar y sus empresas proveedoras.