Vecinos del barrio Estrada quieren patrullar de noche para defenderse de los delincuentes
Un habitante propuso patrullar las calles en turnos y armados, para evitar otro desgraciado hecho. En variadas oportunidades habían denunciado el peligro que significan dos manzanas abandonadas, plagadas de escombros y pastizales de más de dos metros. En ese lugar, la semana pasada, una joven fue golpeada y violada por un sujeto que sigue suelto.
“Tenemos que salir armados y patrullar, es la única que nos queda” explicó un vecino del barrio Estrada que fue quien motivó a los demás habitantes de esa zona a firmar un petitorio y comenzar a organizarse de otra manera para defenderse del delito.
Un aberrante caso de violación que ocurrió en la madrugada del martes de la pasada semana, desató la indignación de los vecinos que desde hacía meses venían solicitando a las autoridades que intervengan por el peligro que significan dos manzanas abandonadas, con pastizales de más de dos metros de altura, basura, escombros y ruinas, que se han convertido en el escondite perfecto de delincuentes. Se trata de los terrenos ubicados entre la Av. Sarmiento y Aníbal de Antón por un lado, y Laprida e Italia por otro, que tendrían dos dueños, los Sres. Parra y Vulcano según comentan los vecinos que han intentado sin éxito convocarlos para que los limpien y desmalecen. “Es una boca de lobo, qué tenemos que esperar, que maten a alguien? Porque ya corrieron a dos chicos de la escuela hace unos días, y a otra chica que escapó del mismo violador. Todos estamos en peligro, mujeres, hombres y niños”, dicen los habitantes.
Ante la indiferencia de las autoridades, quieren empezar a patrullar las calles. “Vamos a armarnos, y a caminar estas calles todas las noches en turnos porque es la única forma…” Al estado de abandono de los terrenos, se suma además la oscuridad durante las noches en esas cuadras porque ninguna de las esquinas tiene iluminación pública. Ni columnas ni un foco a mitad de cuadra que permita visualizar quién camina por allí.
“Acá viven muchos chicos y todos pasamos todas las noches por ahí, porque vamos a natación o a gimnasia. No podemos cambiar los horarios, o dejar de hacer actividades porque no tenemos seguridad. Es injusto”, explicó una adolescente que vive en el mismo barrio.
Respuesta tardía
Una de las vecinas, inició hace unos meses un trámite en la oficina de Obras Públicas de la Municipalidad, solicitando que se coloquen luminarias públicas. La respuesta fue que debían dirigirse a la Coopser, pero en la cooperativa le extendieron un presupuesto de más de $ 800, que los vecinos debían reunir para contar con las luces.
El trabajo era descripto en el presupuesto como “provisión de materiales, mano de obra y equipos para la instalación de una luminaria en suspensión con el agregado de una columna de hormigón 8,50/450 y con lámpara a vapor de mercurio de 125W y equipo auxiliar completo”, para la calle Laprida y A. de Antón, y como costo de la obra, $ 803,32.
Es que efectivamente, según explicó el propio presidente del Consejo de Administración, la iluminación pública es un servicio que debe brindar el municipio pero que no es una responsabilidad directa de la empresa proveedora, es decir la Coopser.
Los vecinos se mostraron indignados y hasta organizaron un petitorio por el que juntaron más de 50 firmas pidiendo respuesta, pero recién después del terrible suceso que ocurrió la semana pasada, sus requerimientos fueron escuchados. El Secretario de Gobierno Juan Almada, después de que los vecinos expresaran por los medios de comunicación su furia, recorrió el barrio y se interiorizó en las necesidades. El lunes, una cuadrilla del Corralón Municipal comenzó a limpiar el terreno en cuestión, mientras se gestionaban con la Coopser la inmediata instalación de las luminarias.
“Prometieron que el tema de la luz estará resuelto esta semana. Juan Almada nos dijo que si no lo hacían esta semana que fuéramos a hablar con él. Lamentablemente, tiene que pasar algo para que vengan y para que nos instalen la luz gratis, sin pagar nada. Pero ahora lo importante es que la limpieza del terreno tienen que mantenerla, porque sino volverá el peligro”, dijo un vecino aclarando que además la policía patrulla con mayor intensidad la zona.
El detonante
El martes 11 de Julio, alrededor de las 6,40 horas, una joven de 21 años que vive en el barrio caminó hasta la Av. Sarmiento para tomar un transporte que la llevara a su trabajo en una localidad. Cuando llegó a la esquina de la avenida y calle Italia, un sujeto la atacó y la obligó a caminar hacia la oscuridad de esa manzana plagada de malezas. Casi en la esquina de Italia y Aníbal de Antón, un sector donde se levantan las ruinas de una construcción de material, que quizá fue el sanitario de una casa y que los vecinos denominan “el bañito”, la joven fue golpeada y violada por el sujeto, mientras éste la amenazaba con un cuchillo. Desesperada, la víctima incluso quiso llamar con su celular pero el atacante la descubrió y cortó la comunicación. Tampoco pudo gritar porque además de taparle la boca con una mano, el violador le dijo en reiteradas oportunidades: “Qué querés, que te pegue una puñalada?”, mientras la lastimaba con el cuchillo en la espalda.
El ataque a esta joven que ahora está bajo tratamiento médico y psicológico por la traumática experiencia, no sería el único que sufrió la gente del barrio Estrada. Días antes otra chica había sido atacada, pero seguramente por temor, nunca radicó la denuncia policial. Mientras la investigación sigue en marcha, los vecinos aseguran que un sujeto que podría ser el sospechoso había deambulado en variadas oportunidades por esa zona, pero algunos pensaron que se trataba de un trabajador que se dirigía a cumplir su tarea, y nadie lo denunció.
Desde la Comisaría, es escasa la información que se puede extender por lo delicado del caso y porque existe secreto de sumario pero se confirmó que ayer martes, una instructora judicial de la UFI Nº 4 a cargo de la Dra. Fernández había tomado declaración a la víctima y que se habría identificado a un sospechoso, pero aun se están reuniendo las pruebas. “Este tipo de delitos siempre son difíciles de probar, por eso es necesario tener todo documentado”; dijo una fuente de la Comisaría reconociendo que una de las pruebas más importantes sería un cotejo de ADN de las muestras tomadas a la víctima, pero la justicia lo aprueba al existir un sospechoso detenido.
“El barrio Estrada era tranquilo… pero ya no se puede vivir más como antes”, dicen sus habitantes angustiados por semejante hecho.