Vecinos armados y violentos en los barrios
El sábado a la noche, un hombre fue baleado en el estómago en Ruffa y Cruz Roja. Había discutido con otros sujetos “que le reclamaban algo”, según comentaron testigos. El domingo, en Almafuerte al 2400, una familia se enfrentó nuevamente con viejos enemigos y en un tiroteo un joven de 25 años resultó herido.
La violencia recrudece en los barrios con hechos que, por su lamentable asiduidad, ya no parece alarmar a nadie.
En dos días, dos personas recibieron impactos de proyectiles de armas de fuego aunque al cierre de esta edición ninguno de los responsables había sido detenido.
La primera víctima se llama Aldo Cambronera, un joven domiciliado en el barrio San Miguel, en calle Ruffa 1185. La policía informó que el hecho ocurrió alrededor de las 20 horas, cuando Cambronera se había dirigido a la casa de un amigo, en Ruffa y calle Cruz Roja. Allí se encontró con otros dos sujetos que empezaron a increparlo “para que él les entregue algo”. Como éste se negó, le dispararon en el estómago.
Cambronera ingresó poco después a la guardia del Hospital, y fue intervenido quirúrgicamente. Al cierre de esta edición permanecía internado en terapia intensiva con un cuadro favorable, pero delicado.
Fuentes policiales confirmaron que recién alrededor de las tres de la mañana, el padre de Cambronera se presentó a denunciar el hecho. Y que varios testigos, la mayoría familiares de la víctima, acercaron algunos datos como por ejemplo los apodos de los agresores, que permitirían identificarlos. Pero resulta más que llamativo que ninguno pudo especificar el móvil que provocó la agresión, ni qué cosa le reclamaban al joven con tanta insistencia como para herirlo de muerte.
En cuanto al arma utilizada, se supone que fue un revólver calibre 22 o 32, aunque no se pudo especificar porque no se hallaron restos del proyectil ni en el lugar, ni en el cuerpo de la víctima.
Más de 20 disparos
En Almafuerte e Italia, una familia repitió un desgraciado episodio de violencia que terminó con un joven herido.
La confusión sobre cómo ocurrieron los hechos es tan notable, que incluso la policía en principio había informado erróneamente quién era la víctima y quién el agresor.
El hecho tuvo lugar en la casa de Carlos Pérez, el mismo lugar donde hace unos meses atrás un grupo de personas ingresaron provocando daños importantes.
“En realidad no sabemos bien por qué se produjo la discusión, pero todo está relacionado con problemas anteriores”, dijo una fuente policial que simplemente anunció que se aguardan medidas desde la fiscalía. Los vecinos confirmaron a este medio que los disparos “fueron más de veinte” y que se produjeron pasadas las cinco y media de la tarde. Pero nadie pudo especificar quién portaba las armas. La víctima en este caso se llama Gustavo Calvera, un joven domiciliado en Litoral 830. Fue quien recibió uno de los proyectiles en su tobillo izquierdo, pero la herida no fue de gravedad.
Un familiar directo de Pérez, explicó que el problema comenzó durante la mañana del domingo. Alrededor de las 10 de la mañana se presentó Calvera acompañado por otros dos jóvenes, que iniciaron los disturbios arrojando botellas e insultado. Se fueron, pero regresaron durante la tarde, pasadas las 17,30 horas y acompañados por otra joven. Le gritaban a Pérez: “Que la perra de tu mujer me devuelva lo que es mío”; pero nadie pudo especificar de qué se trataba.
Luego comenzó la balacera. Algunos de los proyectiles se desviaron impactando contra el cartel de un comercio y otro en la reja de una vivienda. Milagrosamente, ninguno de ellos hirió a inocentes que, por el sólo hecho de vivir en ese barrio, son rehenes de este tipo de sucesos.