Ayer fui víctima de un robo en un comercio. Me sustrajeron de los armarios una bolsa con cosas de valor. Eran piezas de pintura al óleo.
Lo curioso del caso es que es muy difícil que alguien robe cosas así, porque el común de la gente ignora su valor.
Aquí se trata de cosas premeditadas, con la complicidad de unas empleadas, una persona de sexo femenino que por su problema personal se ocupa de boicotear y calumniar a mi persona.
Esta pérdida es muy grande, tanto del punto de vista material como afectivo.
Esta persona tan dañina quizá no piense que lo mío en una de esas se puede reemplazar, pero lo de ella no.
Además, al intentar esclarecer el hecho, como es lógico, una de las empleadas tuvo palabras amenazantes y se reía en mi cara.
Juana Barbarito – LC. 4.470.676
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