Usurpando una ilusión
A las autoridades que tengan que decidir sobre mi caso:
Quiero decirles que por circunstancias que no vienen al caso, llegamos después de veinticinco años de matrimonio sin una vivienda propia; hasta que hace tiempo y a la distancia, apareció una pequeña luz de esperanza para nosotros y nuestras dos hijas, ya que después de trece años, rodando de un lado a otro se produjo el milagro.
No lo podíamos creer, luego de que la tragedia usurpara varias veces nuestras vidas. Con mucha ansiedad, euforia, alegría, expectativa y planes: el garaje, una planta acá, el tapial, algún día un quincho y hasta una pileta.
“¡Pá mis amigas por fin van a poder venir a casa, a estudiar y escuchar música!”; “¿De que color podemos pintarla má?”; “¿¡ Dicen que van a entregar las casas sin terminar pá!?” Decían mis hijas.
“Y bueno no importa nosotros la vamos a terminar… ¡Va a parecer una casita, de muñecas! ¡Quédense tranquilas!” les decía con mucha ilusión.
Pero la desgracia usurpo otra vez nuestra alegría y esperanza; la fe en Dios y la confianza en los hombres que se encargan de la Justicia, se debilita y transforma a una persona paciente, amable y educado en un ser triste, amargado, frustrado y con tolerancia cero.
Estos problemas sociales y la falta de solidaridad de las autoridades, hacia personas que puedan devolver esa ayuda con estudio, trabajo y dignidad, es poco inteligente, y habla de la falta de sentido común de los mismos.
Nosotros nos hemos negado a ser marginados, y quizás mucha gente intente hacerlo; pero el sistema te arrea, como quien arrea cerdos al chiquero y nosotros no queremos terminar como tales.
Todas estas cuestiones debilitan a las personas y a las familias, pero en la recuperación de nuestra humilde y querida casa, estamos muy UNIDOS.
Todavía confiamos en la Justicia.
Hugo Arce
DNI 14545923