Una silla de ruedas para Nelson Sotelo, “a pesar de la burocracia”
Desde Santa Lucía, Emmanuel Llovera reportó esta historia que publicó en su muro de Facebook tras lograr, junto a unos amigos, conseguir una silla de ruedas para reemplazar la que tenía Nelson Sotelo, que estaba deteriorada:
"El otro día charlando con dos amigos, Agustín Montevidone y Pablo Tamasso, me comentaron que un amigo nuestro necesitaba cambiar la silla de ruedas, porque la que tenía estaba muy rota y se le complicaba mucho moverse con ella. Ya de por sí el hecho de estar en una silla de ruedas es complicado. Les pregunté si habían hablado con algún concejal y la respuesta fue 'sí, claro'. ¿Y qué les respondieron?, les pregunté, y me dijeron que iban hacer todo lo posible para conseguirle la silla pero que había muchos temas burocráticos y demás cosas y que en el plazo de dos o tres meses se lo tratarían de resolver. Yo me pregunto, ¿dónde esta la empatía por el prójimo? Tal vez para un funcionario dos o tres meses no es tanto, pero para una persona que está en esa situación los minutos son muy importantes, ya que todos los días tiene que luchar con su incapacidad física, el mal estado de la silla y otros factores que seguramente la mayoría de los funcionarios no están enterados. Volviendo al principio, al enterarme de eso automáticamente mi reacción fue llamarlo y decirle que iba a ver qué podía hacer y conseguir en Buenos Aires, ya que uno tiene muchos conocidos. Al otro día llamé y en menos de 24 hras tenía la silla de ruedas disponible. Primera parte del problema solucionado. Quedaba ver cómo la traiamos de Capital a Santa Lucía, y es ahí donde quiero agradecerle al Jefe de Estación de Trenes de Santa Lucía, Chaparro, y a su hijo Hernán, y a todo el personal del Belgrano Cargas, porque gracias a ellos pudimos embalar la silla en Buenos Aires y traerla. Esos gestos que tiene la gente común y corriente son los que marcan la diferencia, lo cual muchos de los funcionarios no conocen de gestos y empatía. No apunta a nadie, cada uno sabe qué fue lo que hizo o dejó de hacer para poder ayudar a Nelson Sotelo. Al que le quede el poncho que se lo ponga, pero de algo tienen que estar seguro y tener los pies sobre la tierra: que son funcionarios del pueblo y para el pueblo, y estos temas tan delicados no tienen tiempo de burocracia, se tienen que resolver o resolver, porque mejor que decir es hacer y mejor que prometer es cumplir. De nuestra parte, estamos felices de poder ayudar a nuestro amigo, la felicidad no tiene fin.