El estado de este mundo es el reflejo de las religiones externas de culto, con fachadas blanqueadas, bellas por fuera pero llenas de podredumbre y huesos de muertos por dentro. Las bandejas de ofrendas de la cristiandad están rebosantes de huesos de pueblos enteros, de razas y de naciones, también de miles de millones de cadáveres de animales, a los que en lugar de protección y cuidados se les dispensaron y siguen dispensando crueldad y destrucción.
2000 años después del nacimiento de Jesús, Dios ha vuelto a enviar a un gran profeta, Gabriele, a través de la que advierte nuevamente a la humanidad de los efectos de su comportamiento. Jesús ha cumplido lo que nos prometió, enviándonos al Espíritu de la Verdad, al Consolador, que nos ha conducido y conduce a toda la Verdad. Él dice a cada uno de nosotros: Sígueme, pero no al culto, a los ritos, dogmas y ceremonias, porque ¿de qué han servido?
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