Una preocupación fundamentada
Por Matías San Hilario-
Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra preocuparse significa entre otras cosas: “Ocupar antes o anticipadamente algo, prevenir a alguien en la adquisición de algo, producir intranquilidad, temor, angustia o inquietud”.
Definitivamente esa es la palabra más adecuada para describir el sentimiento que me hacen sentir las noticias que uno lee a diario de la ciudad. Yo por decisión personal no vivo en San Pedro hace algunos años, pero me mantengo muy al tanto a diario de lo que allí sucede, porque me interesa y por que toda mi familia reside allá. Es por esto que sumado a la afición de escribir decidí enviar esta carta de lectores.
Desde hace semanas noto que la situación política está muy alterada, pero eso no sería tan preocupante porque son cosas de la “profesión”. Las roscas, los acuerdos, los pactos son parte de la actividad e incluso llevaron a Guacone a ser Intendente, por lo que no hay que ser tan ingenuos como para no darse cuenta que siempre existieron y seguirán existiendo, sólo que con los cambios en el Concejo Deliberante y en el nuevo gabinete se hicieron ciento por ciento notorios y públicos.
Lo más preocupante para mí es lo que viene. Estamos a punto de cerrar el año y por encarar un 2013 que será muy fuerte en materia electoral en todos los niveles, por lo que la Ciudad no escapará de este escenario. Sin dudas Guacone necesita agrandar filas, conseguir aliados y confirmar otros, pero en el camino, lo que ya pasó hay que solucionarlo con el nuevo equipo.
Después de años de superávit fiscal, incluso en los peores años del país, San Pedro tiene atraso en el pago a sus proveedores, según las propias palabras del Secretario de Hacienda, que imagino habló con consentimiento del Intendente. Esto significa que no hubo una correcta planificación de gastos ni de ingresos, por que se le debe desde a los medios (donde el Gobierno publicita sus actividades) hasta a la Coopser (donde el municipio le brinda energía eléctrica a toda la ciudad), por lo que no hubo prioridades, pagos a algunos sí y a otros no, una situación generalizada y de meses. Entonces uno se pregunta: ¿Ahora se dieron cuenta que los números no cerraban?, ¿cómo se soluciona esto?.
El municipio dio a conocer una de sus estrategias, la de pedir auxilio. Primero a la provincia (en un estado no más favorable que el local), luego al Banco del estado provincial. En el segundo no consiguieron la liquidez que buscaban (o sea el dinero efectivo, palpable) para poder cumplir con las obligaciones a corto y largo plazo, por lo que tomaron un ofrecimiento de la entidad como para no irse con las manos vacías, un crédito para obras públicas por 11 millones, algo que no buscaban y que ni siquiera tenían claro a que destinar!, aunque está claro que la ciudad necesita obras, pero hay que analizar que a las deudas ya contraídas, si el HCD y los mayores contribuyentes lo aprueban, se sumará esta suma en rojo. Y me vuelvo a preguntar ¿cómo se soluciona esto?.
Volviendo al tema de la preocupación, como ciudadano sampedrino y como joven preocupado por su futuro, el de su familia y su ciudad, siento la obligación de hacer esta reflexión en voz alta y (como dice la RAE) “prevenir a alguien en la adquisición de algo”, o sea, poder decirle a los funcionarios que nos representan y que toman decisiones por nosotros que espero nos puedan decir pronto en manera clara cuál es el plan para solucionar el déficit y de cuánto es efectivamente ese déficit.
En esto ya incluyo a los recientemente asumidos Monfasani (padre e hijo en puestos claves) y al Dr. Casini, en un área como producción, donde habría que prestar especial atención a los desmedidos costos del área turística, tan importante para nuestra economía (tema en el que no me meteré por lo menos en esta reflexión).
Espero y lo digo sin aires de sentirme superior a nadie y hasta deseo no ofender a algún conciudadano con estas palabras, que el plato roto no lo termine pagando el pueblo.
Muchas gracias por otorgar este espacio en el que pude canalizar mis dudas, donde sólo quise poder decir en voz alta lo que pienso, confiando en que estamos por el camino correcto, porque siempre se puede atribuir el beneficio de la duda, por lo cual puede ser que la mía sea sólo una lectura equivocada, lejana y tal vez sin ver todas las alternativas que el municipio esta ideando.
Con todo lo dicho, creo que mi preocupación está más que fundamentada y no por la RAE, sino por los hechos.