Una plaza sin “plazos”
Hace al menos un año y medio que se viene reclamando mayor atención en la plaza del barrio La Aduana. Actualmente presenta un estado de deterioro avanzado.
Aunque es para los chicos, ahora es cuestión de grandes. Este juego de palabras parece confuso, pero en pocas letras sintetiza cual es el estado actual de la plaza del barrio La Aduana. Un lugar en donde abundan los juegos para chicos y en los cuales, en su momento, se invirtió una suma importante de dinero. Allí predominan entretenimientos construidos en madera, aunque al parecer, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento han acelerado un marcado y peligroso deterioro.
Grande es la sorpresa de las cientos de familias y turistas, también, que concurren diariamente, o en mayor número los fines de semana.
Para un chico de cualquier edad, o hasta cualquier persona mayor, es un verdadero riesgo permanecer allí, los juegos están prácticamente inutilizables para los niños, mientras que las veredas son una verdadera trampa para los transeúntes.
En realidad, los entretenimientos se utilizan igual y allí es donde crece el peligro.
En el lugar, se encuentra un enorme puente colgante de madera, con pasamanos, trapecios, escaleras, sube y baja, hamacas y un tobogán. Pero ninguno de estos juegos se encuentra en condiciones adecuadas como para recibir la cantidad de niños que concurren.
Un cronista de este medio realizó un pormenorizado relevamiento del lugar y encontró: hierros retorcidos, las barandas del puente colgante en pésimas condiciones, el sostén de las hamacas flojo, y un increíble faltante de arena en todo el perímetro. Principalmente sobre el sector bajo el tobogán, por donde los chicos descienden y se encuentran con un enorme pozo, habitualmente lleno de agua o con piedras que ponen los visitantes para evitar que los chicos se mojen.
Por supuesto que con todos estos detalles, es imposible encontrarse con el lugar debidamente iluminado. La falta de luz acrecienta el riesgo en horas de la noche. Este es un caso entre unos cuantos más que deberían ser tratados, pues contrastan con la imagen y el trazado de diseño que pretenden darle a la ciudad.