No todas son pálidas respecto al mantenimiento de los lugares públicos de la ciudad. Varios son los reclamos por el estado de la Peatonal del Centenario, donde varias baldozas se han desprendido tanto en la primera etapa como en la segunda, siguen los automóviles estacionados donde no corresponde y otros condimentos que cultivan el enojo popular. Pero si de desastres hablamos, la Plaza Belgrano no se salva. Más que un lugar de esparcimiento parece el revolcódromo de gorriones con canteros cada vez más vacíos y más resecos. Un lugar que a pocos días de la llegada de la primavera debería derrochar color y olor a la nueva estación.
¿Una buena? La Plaza Constitución sigue varios puestos adelante, quizá por su cercanía con el Palacio Municipal. Días atrás la fuente central, incluidas las farolas, fueron pintadas a nuevo y eso le da otra imagen a uno de los lugares más frecuentados por los turistas.
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