¡Cuando él visitaba su casa! ¡Cuando él la miraba! ¡Cuando él la hablaba! Ella se sentía cada vez mas enamorada y él no se daba cuenta de que ella lo amaba. Pero ella jamás se lo diría, ni a él ni a nadie. Miedo al rechazo, le sobraba; motivos para tener miedo, también. Un día decidió jugarse todo por ese amor, a pesar del miedo y del temor. Buscó alguna idea para hacer llegar a los oídos de él cuánto ella lo amaba. Agarró una hoja de papel perfumado y un lápiz, y ahí se puso a escribir todo lo que pensaba y sentía sobre él.
A pesar que le temblaba el pulso ella escribió:
Sé que no lo sabes y quizás te parezca extraño, tal vez no te caiga bien y sientas vergüenza porque “te amo”. Sí, así es: yo te amo. Cada mañana despierto pensando en vos, a veces creo que ando y respiro por este amor. Busco otros motivos pero solo te encuentro a vos. Este corazón marchito y desgastado por la vida aún se siente vivo cuando veo tus ojos y me regalas una sonrisa. El corazón jamás se equivoca si se trata de amar; mi corazón te ama y no se va a equivocar. Tu sonrisa, tus ojos y tu forma de ser es lo que veo en mis sueños. A veces despierto en madrugada tratando de descifrar por qué te amo tanto si puedo ver la realidad, esa realidad donde puedo ver que tu corazón mío nunca será. Un corazón terco y caprichoso es lo que late en mi pecho. Pienso sueño e imagino cosas que alimenta de amor por vos mi corazón, pero que lastima mi alma de dolor por la cruda y cruel realidad: “No hay amor en tu corazón, no hay amor para mí”. En cambio yo no dejaría de amarte aunque me arranque el corazón. Nunca conocí a alguien como vos y nunca sentí lo que siento hoy por vos. Siento que tal vez me estoy poniendo en ridículo confesándote lo que siento por vos, sé que me voy a arrepentir y me voy a sentir una tonta, pero ya no puedo seguir ocultándolo. Se me desgarra el corazón cuando te siento hablar de otro amor. Me gusta tu forma de ser. Te empecé a querer. Me enamoré de vos y te empecé a amar. A veces para consolar este amor digo “no lo tendré en la realidad pero lo tengo en mis sueños y en mi corazón”, ahí donde siempre vas a estar. Te amo y esa es mi realidad, mis sueños y mi pensar.
Con mucho amor.
Así ella expresó sus sentimientos hacia él. Todos volcados sinceramente en un papel. Tomó un sobre y metió la hoja doblada. Después de dar vueltas y más vueltas, indecisa por varias horas temblando de nervios y con temor se decidió y envió la carta. Al anochecer cuando se acostó se puso a pensar… ¿Qué harás? ¿Me contestarás, me rechazarás, perderé su amistad? El sólo pensar perderlo para siempre le estremecía la piel. Pero llegó a una conclusión: que ella se había sacrificado en confesarle a él su eterno amor, así que valdría mucho la pena saber que desde ahora en adelante él sabía que ella lo amaba.
Eso la emocionó, y se puso a repasar mentalmente lo que le había escrito en la carta, muy orgullosa de sí misma por el valor que había tenido. De pronto la gran sonrisa que tenía su rostro iluminado se apagó de golpe. Había recordado que en la carta no había puesto su nombre.
Iris Velo
DNI 34 109 521
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