Un timbreo en avión para escuchar y proponer una mesa de trabajo
El senador nacional de Cambiemos Esteban Bullrich estuvo el lunes en San Pedro, donde llegó en un avión Cessna de seis plazas. Aquí se encontró con el ministro de Producción, Javier Tizado, y el subsecretario de Agricultura, Miguel Tezanos Pinto. Juntos, estuvieron en un monte de limones y en un galpón de empaque que siempre forman parte de las recorridas de funcionarios. Luego hubo reunión en el Náutico.
La semana pasada el gobierno local anunció la visita del senador nacional por la provincia de Buenos Aires Esteban Bullrich. El exministro de Educación y hombre elegido por Macri para enfrentar a Cristina Fernández de Kirchner en las últimas elecciones llegaba para “analizar la situación de la fruticultura en San Pedro, estudiando la cadena desde la producción hasta la exportación”. En broma se comentó como otro viaje para “conocer cómo es de redonda la naranja”. No fue mucho más que eso.
A Bullrich lo acompañaron dos funcionarios ya conocidos en la zona: el ministro de Producción bonaerense, Javier Tizado, y el subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Agroindustria provincial, Miguel Tezanos Pinto.
Al primero se lo recuerda por haber encabezado un encuentro portuario sin pisar el puerto y por recorrer luego la terminal portuaria en plan de visita guiada. También porque es el responsable del área que le debe 9 millones de pesos al Consorcio de Gestión desde octubre de 2016, cuando su antecesor y ahora ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre, anunció un decreto firmado por Vidal para entregar un subsidio por esa suma para el dragado del canal, dinero que se reclama todos los meses, mientras suma intereses por la deuda.
Al segundo se lo conoce un poco más. Ingeniero agrónomo con apellido ilustre, siempre estuvo ligado al Ministerio de Producción y a la Secretaría de Agricultura nacionales. Con Aníbal Fernández, Felipe Solá, Emilio Monzó –todos peronistas cuyos caminos confluyeron y se bifurcaron más de una vez– supo ser referente del programa Caminos de la Producción, que cobraron y demoraron en pagar o no pagaron varios productores locales.
Los interlocutores de las visitas –incluido el intendente Cecilio Salazar y el presidente del Consorcio portuario, Horacio Frangi– también fueron nombres de viejos conocidos en este tipo de reuniones. Centro de Comercio, Caproem, Sociedad Rural, Federación Agraria –los funcionarios Camilletti, Corti y Álvarez son de esa organización– tuvieron sus representantes.
Es mejor el avión
“Él desde chiquito viaja en aviones privados”, dijo la diputada Carrió sobre el presidente Macri cuando fue blanco de críticas por el canje de pasajes en el Congreso. En ese marco, la líder de la Coalición Cívica y aliada fundamental de Cambiemos había señalado que esa costumbre se le había contagiado al resto de los hombres del Pro. Costumbres que repiten del gobierno anterior, donde hasta los diarios llegaban en boeing hasta la
Patagonia.
Esteban Bullrich, por lo visto, ama la aviación. El lunes arribó alrededor de las 8.30 de la mañana al aeroclub local en un avión Cessna Centurión de seis plazas cuyo piloto, según los registros oficiales, fue Juan Gui, aunque al senador le gusta tomar en sus manos el control.
De hecho, en Tres Arroyos, donde estuvo el jueves, ese aspecto fue motivo de felicitaciones por parte del diario La Voz del Pueblo, que destacó al senador por viajar en un avión “que es de su propiedad y él mismo se encarga de conducir”, que, según consigna ese medio, “adquirió junto a dos socios cuando era ministro del gobierno porteño”.
Para su aterrizaje fue requerida una dotación del cuartel de Bomberos Voluntarios, una ambulancia, policía, cuestiones que en el aeroclub señalan como “protocolares cuando viene cualquier político”.
Allí se encontraron con el resto de la comitiva que llegaba desde afuera y en automóvil para subirse a una combi de una empresa local de minibús que los llevó a una recorrida calcada de otras visitas oficiales: un monte de limones, el galpón de empaque de la firma Morresi Fruit, la empresa de logística Ruta 9 Group y el puerto.
Luego, en el club Náutico, fue la reunión con representantes de entidades –había más funcionarios y concejales que hombres del campo o del comercio e industria, por cierto–, donde se expusieron los mismos problemas de siempre y se recibieron las habituales respuestas de trabajo conjunto a futuro para solucionarlos.
No faltaron, como siempre, las ensaimadas sampedrinas para todos los que vinieron.
Para contradicción del dispendio de recursos que significó la visita de funcionarios, personal de prensa, choferes, custodia, etc., el ministro Tizado dijo que hay que “empezar a pensar en qué se puede hacer desde el sector empresario para tratar de consumir menos” energía eléctrica.
Promesas y trabajo “futuro”
“Vamos a apoyar la industria de San Pedro, encontrando soluciones para mejorar la producción y la comercialización de los cítricos”, difundió Bullrich en sus redes sociales tras la visita, junto a fotos en el empaque y en el puerto. “Vamos a lograr las mejores condiciones para que nuestros productos lleguen más rápido y mejor a más lugares en el mundo”, sostuvo, sin explicar cómo y sin recordar que su mayor fortaleza política la encontró como un gran ministro de Educación en la Ciudad de Buenos Aires. Era una gestión envidiable para cada provincia, de allí pasó a Nación, pero luego lo necesitaron como candidato y ahora como especialista en temas que no está en su ámbito resolver.
Tizado dijo a La Opinión que la conformación de esta nueva mesa frutihortícola, que se reunirá cada 15 días, “fue una idea del senador nacional Esteban Bullrich” y agregó: “Como pide la gobernadora Vidal, nos sentamos y escuchamos los proyectos y las preocupaciones del sector”.
En efecto, todo lo que hicieron fue escuchar, una vez más, el diagnóstico de situación que hacen los productores locales desde hace décadas en una ciudad cuyo territorio plantado con monte frutal se reduce cada día que pasa. El intendente lo sabe muy bien: su sindicato supo montar una campaña elocuente, con datos estadísticos alarmantes, antes de que se postulara.
Hablaron de créditos, de financiación, de subsidios, de préstamos a tasa diferenciada, de devolución acorde con los ciclos de producción, de las dificultades que generaron los incrementos de tarifas de servicios y de los costos de los insumos.
Tizado adelantó que traerán “talleres de eficiencia energética, porque es sorprendente lo que se puede ahorrar en términos de planificación y equipamiento” y pidió responsabilidad en el uso de los recursos naturales.
Entre los productores que no tienen responsabilidades de conducción de organizaciones del sector no hay demasiadas expectativas por la conformación de la mesa. Los más pequeños, esos que no desmontan porque no tienen dinero ni para eso, son los de mayor escepticismo.
Sienten que es la misma película de siempre: los que gobiernan –y cobran por ello– llegan, recorren, conversan, escuchan, aseguran que van a trabajar en el tema y que su idea es confeccionar un plan estratégico para el sector.
Los que no estuvieron
La lista de invitados que maneja el gobierno local cada vez que tiene que organizar una reunión se reduce a los representantes de entidades, gerentes de bancos oficiales y a un recorrido por el puerto, galpón de empaque o empresa con sintonía para recibir visitas oficiales.
Desde que asumió la actual gestión hubo varios encuentros. Pero el del lunes, tras la zozobra económica que sufrió el país, resultó más llamativo. El senador que llegó en avión al aeroclub, el ministro que trajo a su equipo de colaboradores y el despliegue del gobierno local con epicentro en el club Náutico no incluyó informe de estado de cartera de deudores de pequeñas y medianas empresas de la zona, estadísticas de consumo de servicios o resumen de la dinámica productiva. Tampoco se registró nómina real de porcentual de empleo formal e informal o inversiones a largo y corto plazo para la generación de puestos de trabajo. El periplo tampoco incluyó a ningún
vivero, minimercado, fabricante de insumos, carpintería metálica, corralón de materiales, chacarero, comercio, restaurante, complejo de cabañas, sanatorio, colegios profesionales, maxikiosco, empresa textil, panificadora,
fábrica de pastas, distribuidores mayoristas, avicultor, titular de estación de servicio e incluso al dueño del predio donde hace años se cortó la cinta de un parque industrial que ni siquiera se menciona en territorio bonaerense.
Comenzó la campaña 2019 pero sin timbreo en los lugares donde la gente que trabaja genera recursos para pagar el combustible del avión, los sueldos de los custodios, las camionetas del Estado y las remuneraciones del elenco de aplaudidores seriales que ya no diferencia costumbres entre el kirchnerismo y Cambiemos.