Un robo, una señal
Una grupo comando asaltó una distribuidora de bebidas. Se manejaron como profesionales y sólo se llevaron dinero. ¿Una señal de alerta para la policía?
La policía de esta región está virtualmente sumergida en una fuerte interna que no se sabe en qué terminará y los últimos actos delictivos parecen ser una peligrosa señal para quienes están a cargo de la fuerza por estos tiempos.
El hecho acontecido en la distribuidora de bebidas es para muchos un claro acto pergeñado y armado para desestabilizar.
Ya ha ocurrido durante otras etapas no muy lejanas donde la sumatoria de hechos termina por “llevarse puestos” a las autoridades de turno.
Los constantes hechos de piratas del asfalto, lo acontecido con los Jefes de Ramallo Jaime y Galván, los cambios en la Comisaría de San Pedro, Cocco, Oroza, Malizia, Ortega, Biain y Aldama, los destacamentos y la contundente modificación de personal en Santa Lucía, más lo sucedido en Baradero con serias acusaciones para los jefes Gómez y Franzoia, termina siendo una clara marca de que algo no está funcionando como corresponde.
Visita inesperada
Los robos “marcados” de los últimos días perpetrados en nuestra ciudad y en Santa Lucía, más el robo comando a la firma de distribución de bebidas Quilsa, causan una enorme preocupación. Justamente porque no son uno más.
El sábado, cerca de las 14.30, un grupo integrado por entre cinco y siete personas arribó al comercio ubicado en Ruta 191 kilómetro 4,5. Redujo al personal y a los propietarios del lugar, y perpetró uno de los robos más importantes de los últimos tiempos.
Las personas se manejaron con suma tranquilidad, a cara descubierta pero fuertemente armados. Eran todos hombres de unos 30 años, de pelo corto y rapados a la altura de la oreja. El jefe, quien comandaba todas las acciones, era una persona algo mayor, “gordito”, de pelo rubio teñido y ondulado. Todos vestían overol azul y borceguíes.
Rodearon al personal y les explicaron de qué se trataba, los trasladaron hacia una dependencia posterior del depósito, los tiraron al piso y les ataron las manos con precintos. Hicieron lo mismo en las oficinas, mientras exigían que se les entregue el dinero que había en ese momento. Les sustrajeron los celulares a todos y buscaron por todas partes hasta partir luego de unos minutos a bordo de un Toyota Corolla gris y un VW Bora azul o negro.
Los trabajadores quedaron encerrados dentro del baño y depósito. La llegada de un cliente liberó a todos. Se dio aviso a la policía, que efectuó un operativo cerrojo, pero no dio resultados. Una patrulla de la región divisó uno de los vehículos y se produjo una persecución por distintos caminos rurales y en inmediaciones del paraje La Colorada se perdieron de vista.
De allí en más, no hubo novedades de los ladrones, quienes evidentemente huyeron en sentido a la ciudad de Arrecifes. Sólo se reconoció al cabecilla como una persona que el día anterior al robo había concurrido allí para comprar unos pack de gaseosa. Evidentemente, ya estaban estudiando la zona y los movimientos del lugar. La banda se llevó una importante cifra de dinero, pero en su mayoría fueron cheques pertenecientes a distintos bancos, se estima unos 150.000 pesos.