El conflicto, que ya cuenta con antecedentes policiales y medidas judiciales de exclusión perimetral entre dos jefas de familia, cobró un nuevo capítulo el martes por la mañana, cuando tres alumnas que se retiraban del Instituto Nuestra Señora del Socorro caminaban en sentido a la escuela N° 1 y fueron interceptadas por una mujer que empuñaba un destornillador e hirió a Aylen Farías, de 18 años.
Las compañeras de la joven agredida dijeron a La Opinión que llevaban de tiro su moto con la goma pinchada cuando apareció una mujer que luego fue identificada como Rosa Romero y la lastimó. De inmediato avisaron a la familia, mientras comenzó a desatarse una discusión de proporciones en la que el padre de la joven herida, un hombre de 37 años, golpeó a la mujer que hirió a su hija.
Dos patrulleros de la Policía y una ambulancia intervinieron ante la presencia de decenas de transeúntes y de varias autoridades municipales que escucharon las sirenas y acudieron pensando que se trataba de un arrebato o de un operativo de tránsito.
Calmados los ánimos y trasladadas las víctimas, se escuchó el testimonio de la hermana de la alumna agredida, quien recordó otro episodio de agresión física en la escuela N° 7 donde la misma mujer le produjo un corte en el dedo pulgar con gravísimas consecuencias. De allí los antecedentes que llevaron a pensar que la Justicia deberá tomar nuevas precauciones con ayuda de la asistencia social para evitar conflictos más graves.
Aylén Farías fue trasladada primero a la Comisaría y a mediatarde visitó la Guardia para que evalúen la herida que presentaba en el párpado. Rosa Romero también fue derivada al Hospital.
A raíz de los forcejeos para evitar que el padre de la chica siguiera golpeando a la agresora, un oficial de la policía terminó con una fractura en su rodilla de la que tardará tres meses en reponerse. Al cierre de esta edición, el efectivo se recuperaba de la operación en una clínica privada.