Un nuevo lugar para transitar los años de madurez
En el edificio de la ex Clínica Pellegrini Sonia Torre construye Cilento, un hogar para adultos mayores que contará con cuidados especiales, entretenimiento y posibilidades de alojamiento. La inauguración de la primera etapa está prevista para marzo y tendrá capacidad inicial para quince personas.
“La persona adulta tiene derecho y la necesidad de encontrarse y encontrar el espacio donde pueda hacer lo que tenga ganas o lo que sus capacidades le permitan hacer”, resume Sonia Torre, a la cabeza de un emprendimiento que lleva el nombre de la ciudad cuya población es la más longeva del mundo: Cilento.
La denominación “instituto universal de adultos mayores”, que busca alejarse de los habituales geronte o tercera edad, no implica sólo una diferencia terminológica sino que supone un nuevo concepto de vejez, que Sonia vislumbró luego de la experiencia al cuidado de su madre. “Yo tuve la vivencia de tener los últimos años a mi mamá viviendo conmigo y me daba cuenta que me faltaba un espacio especial para ella, que no era mi casa y que no encontré en otros lugares donde ella sí tenía que estar asistida todo el tiempo”.
El paso por geriátricos y residencias para ancianos no hicieron más que presentarse como postales de aquello que las familias no quieren para sus afectos. Desde pequeños detalles como vajilla de plástico o comida insulsa, la falta de seguimiento y de estímulos, hasta aquellos problemas que se dan en algunas instituciones que carecen de controles, como hacinamiento, maltrato o instalaciones sin medidas de seguridad.
“Yo pienso: ‘Lo haría así porque mi mamá necesitaba esto’. Por ejemplo, le compraba ropa, pero cuando iba mi mamá no tenía la ropa de ella, y la ropa se había perdido, o la tenía otra abuela. Me hubiera gustado que mi mamá tenga su espacio”, relata Sonia.
Cilento será un espacio de puertas abiertas y se adaptará a las capacidades e intereses de cada adulto. Podrán asistir sólo algunas horas durante el día para luego volver a sus hogares, asistir a los talleres que se propondrán, residir permanentemente o sólo ir a dormir por la noche. Los planes estarán adecuados a la vida de las personas y sus familias, y además prestarán asistencia a quienes deban efectuar un trámite o acudir al médico y requieran compañía.
“Se necesita un director de salud, un director médico, enfermeras profesionales y auxiliares de enfermería, una masajista para a hacer rutina todos los días, una cocinera profesional, que pueda cocinar rico pese a que muchas veces hay ciertas cosas que no pueden comer y una nutricionista que va a preparar los menúes para las personas mayores”, enlista Sonia para agregar que será fundamental la capacitación permanente de todos en trato con adultos: “Amor por el trabajo tenemos que tener todos, pero yo no pido que quieran porque no es cuestión de querer. A lo mejor para un trabajador es un negocio, para nosotros un emprendimiento, para la persona, el familiar que lo deja también, todo es una negociación, y no está mal que sea así, pero dentro de esa negociación tiene que haber respeto”.
Las instalaciones de la ex Clínica Pellegrini
El edificio de la esquina de Pellegrini y Colón desde octubre comenzó a ser remodelado. La oportunidad para alquilar el predio llegó de casualidad cuando Sonia ya había iniciado las tratativas para llevar Cilento a la clínica Catania de San Nicolás. “La clínica está impecable, tiene todo. Lo analicé pero el único problema era la distancia. Esto hay que seguirlo muy de cerca, entonces dije no, no me voy a poder dividir tanto, tengo que buscar algo en San Pedro”.
El reemplazo de algunas ventanas, la apertura de paredes y de la puerta de acceso que permanecía tapiada fueron los primeros cambios que se observaron desde el exterior. El primer tramo del proyecto, que espera ser inaugurado en marzo, tendrá habilitada sólo la planta baja, donde se albergará a aproximadamente 15 personas. El plano, que Sonia dibuja sobre la mesa ratona de su casa, incluye un hall de entrada, un consultorio médico, baño para las visitas, una cocina y comedores. Mediante un pasillo se accederá al sector de habitaciones y baños, que será absolutamente privado. “Estamos haciendo los baños nuevos, todo lo que es agua fria, caliente, conexiones eléctricas, el gas, todo es absolutamente nuevo. Se están levantando pisos y se están poniendo nuevos. Ahora nos faltan detalles”, explicó Sonia, que espera que a medida que el proyecto crezca se vayan acondicionando los pisos superiores: “Muchas veces el deterioro en los adultos es progresivo, y rápido. Nosotros no vamos a atender psiquiátricos, pero tenemos que pensar seriamente qué hacemos con el avance del tiempo cuando una persona viene con una demencia senil y termina con un estado de psiquiatría. Por eso pensamos que con el tiempo, un tiempo prudencial, estaremos teniendo un primer piso con internación, y el segundo piso para permanentes”.
Como dice la ley
Con más de 25 años cerrada, las reformas más importantes que se han hecho sobre la clínica tuvieron que ver con medidas de seguridad establecidas por la Ley de Salud Pública. “Con el reglamento en la mano”, el equipo de arquitectos junto a Sonia verificaron lo que había: “Las puertas tienen que tener 80 centímetros y abrir para afuera, y teníamos puertas de 70 centímetros que abren para adentro. Se sacaron y se pusieron nuevas. Ya tenemos los planos habilitados. El arquitecto hizo el plan, el plano, y marcó una pared que se tiró, otra que se construyó, otra que se amplió, vino la inspección, verificó, firmó, en un mes tuvimos los planos aprobados, por el Colegio, por el municipio y así queremos hacer con la inspección que venga después de la Provincia”. Cada habitación tiene las luces de emergencia y cada cama tiene un llamador para las enfermeras, sumadas a 16 cámaras que ayudarán a monitorear a los adultos y al personal.