Un hecho de violencia sin precedentes en el fútbol infantil
Anoche comenzaba a tratarse en la Liga Infantil la barbarie acontecida el Sábado en la cancha de Paraná. Niños llorando, padres agredidos y las secuelas lógicas de una presión inusitada para el deporte.
Se repiten los hechos violentos en el fútbol infantil. Las historias parecen similares pero no lo son, cada una tiene características diferentes y lo más preocupantes es que van en aumento.
Parece no haber remedio… Se nota que los antecedentes no tienen validez a la hora de protagonizar un altercado y lo más grave sigue siendo la imagen que se deja delante de los chicos.
En esta oportunidad fue la cancha de Paraná la que se transformó en el principal escenario de los incidentes. Allí jugaban el local y San Roque, quienes definían el campeonato de la categoría 2001 y nada hacía preveer un final así. Como sucede en estos casos, será muy difícil llegar a la verdad porque los motivos que se esgrimen sobre lo sucedido son muy diferentes, si se escucha a las dos partes.
El encuentro había finalizado y los jugadores de Paraná comenzaban a festejar, cuando sorpresivamente un padre del club visitante no tuvo mejor idea que saltar el alambrado hacia el campo de juego, cruzar todo el terreno y arremeter contra el árbitro; a quien culpaban por su mala actuación durante los 40 minutos de juego. Lejos de apaciguar, al menos tres padres más, imitaron al primero y fueron en busca del mismo objetivo. Fue una triste imagen para quienes presenciaron el episodio, pues se hace imposible entender como nadie registró que allí había 20 chicos que no superaban los 7 años; que en un momento comenzaron a correr aterrados buscando que alguien los contuviera. En vez de poder celebrar el campeonato, terminaron transformándose en obstáculos para quienes corrían, “sacados”, al árbitro Rodríguez por todo el terreno, aunque no llegaron a agredirlo.
La atinada intervención de los dirigentes de ambos clubes acabó con cinco minutos de locura. Es más, mientras la llegada de la Policía calmaba los ánimos, en la zona de ingreso a la cancha, los chicos pudieron regresar al campo de juego y dar la vuelta olímpica todos juntos como corresponde porque ellos son los únicos protagonistas.
Además, lo más importante de este episodio y que tampoco tiene antecedentes, es que las personas involucradas pidieron disculpas públicamente y eso es valedero, más allá de que no justifique semejante reacción. Seguramente, hoy estarán arrepentidos de haber protagonizado un hecho como el sucedido, pero también son concientes de que se expusieron a una dura sanción que podría aplicarles la Liga Infantil.
Justamente anoche comenzaba a tratarse el incidente en la entidad. Se recibían los informes de los clubes y el árbitro, y a partir de allí esta historia comenzará a tener un desenlace formal. Claro que, pensando en los chicos, lo mejor sería excluir a los mayores.